El cierre de camas durante el verano es un clásico en la atención hospitalaria de Burgos desde hace muchos años. Las vacaciones de verano del personal, que ya no se sustituyen como se hacía antes, hacen que se tengan que disminuir el número de plazas para pacientes ya que no se pueden atender todas las que habitualmente están operativas en las diferentes unidades con menos trabajadores, algo que siempre han condenado los sindicatos, al igual que la falta de sustituciones cuando hay bajas. Esta circunstancia hizo que la semana pasada el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) no pudiera prestar la atención necesaria a un niño cuya situación exigía ser ingresado en la UCI Pediátrica y que finalmente tuviera que ser derivado a la del Hospital de Cruces, en Bilbao. 

Desde el la gerencia del HUBU se ha explicado este hecho como algo puntual y «ocasionado por la coincidencia de varios factores que no se dan normalmente, ocupación más alta de lo habitual en UCI pediátrica y personal de vacaciones». Indican también que se trata «de personal altamente especializado que no es fácil sustituir con personal de otras unidades». Así, aclaran, hay unidades en las que se requieren competencias muy similares para la prestación del servicio sanitario, mientras que en otras, entre las que se encuentra la unidad de cuidados intensivos pediátricos, las competencias son muy específicas y, por tanto, «es más difícil su reemplazo». 

Fuentes de la dirección del centro añadieron que, cuando ocurre, como la pasada semana, que no están abiertas todas las camas de una unidad por falta de sanitarios «es el propio equipo quien decide cuál es la alternativa más adecuada para la asistencia de ese paciente y, en este caso, se optó por el traslado porque los requerimientos médicos del menor necesitaban de una respuesta inmediata» (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy lunes o aquí)