Una de las diferencias de esta tercera oleada pandémica con respecto a las dos primeras es que, al menos por ahora, el coronavirus se está transmitiendo más entre gente joven que entre mayores. Así lo evidencia que la incidencia acumulada de nuevos positivos sea más baja entre las personas de más de 65 años que entre la población general y, sobre todo, que casi tres semanas después de confirmarse el comienzo de este nuevo pico epidémico, las residencias de ancianos de la provincia sigan resistiendo con solo tres brotes activos y unas 34 personas afectadas, según información oficial.

Burgos es, de hecho, la provincia de Castilla y León con menos afección en centros institucionalizados y, si todo sale según lo previsto, hacia el 15 de febrero todos sus usuarios y empleados deberían ser inmunes frente a la covid-19. Como ya avanzó este periódico en su edición de ayer, Sanidad comenzará a administrar hoy la segunda dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech en el complejo de Fuentes Blancas y, a partir de ahí, irán las demás.

De los 95 focos de contagio que declaró ayer la Junta en Burgos, solo el 3,1% están en centros sociosanitarios; los espacios en los que más se sufrió en los picos de primavera y otoño porque, por sus propias características -vulnerabilidad de los usuarios y vida en comunidad- una vez que el virus entra, se ceba. Son muchos los ejemplos de residencias, públicas y privadas, en las que se han infectado casi la totalidad de los usuarios tras la declaración de un brote. Fuentes oficiales confirmaron a este periódico que en la última semana no se ha declarado ninguno nuevo y que los tres que permanecen activos (uno en la capital, otro en la provincia y un tercero de ubicación no precisada) se declararon antes del 11 de enero.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)