Cae la movilidad tras el espejismo de la Semana Santa

H.J.
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Justo antes de Semana Santa, la actividad de compras y ocio llegó a rozar los valores previos a la covid, pero desde entonces ha vuelto a caer entre 30 y 40 puntos a raíz de la clausura del interior de los bares

El ritmo de la actividad social y económica se acompasa a la perfección con las restricciones por la pandemia - Foto: Patricia

La normalidad que pareció alcanzarse en la movilidad de los burgaleses justo antes de afrontar la Semana Santa ha vuelto a resentirse, coincidiendo con el cierre del interior de bares y restaurantes y el regreso a la rutina laboral sin festivos de por medio.

Los datos extraídos de los Informes de Movilidad que la omnipresente Google realiza a través de la localización de los teléfonos de sus usuarios permite concluir que la actividad en la provincia de Burgos ha descendido de forma generalizada. No solo en cuanto al ocio, sino también en el resto de categorías que monitoriza de forma permanente el gigante de Silicon Valley: hay menos presencia de usuarios en tiendas de alimentación y farmacias, menos también en los parques y en los nodos de transporte público.

Solo se mantiene estable, con los altibajos propios que marca el ritmo de las semanas laborales, la localización de teléfonos en oficinas y empresas. Y crece ligeramente la presencia en domicilios, lo que no solo es compatible sino que incluso viene a corroborar el descenso de actividad en todos los demás lugares. La comparación se establece siempre entre el presente y el considerado por Google como valor de referencia, que es la media del "periodo de 5 semanas comprendido entre el 3 de enero y el 6 de febrero del 2020", antes de que ninguna administración tomase medida alguna contra el coronavirus que se avecinaba.

Viendo las gráficas que acompañan a esta página, y que recogen la evolución de la movilidad desde el 1 de enero de este año, se comprueba que las distintas restricciones aplicadas por la administración a lo largo de las últimas semanas han tenido un evidente reflejo en los comportamientos. El periodo navideño conllevó la normalización de las compras y el ocio, mientras el gasto en alimentación se disparaba, pero poco después de dar carpetazo a las fiestas, el 16 de enero, la Junta decretó la entrada en vigor del toque de queda a las 20 horas, el cierre de la movilidad entre provincias y la clausura del interior de los bares, los gimnasios y los centros comerciales. La bajada en las curvas tanto del ocio como del transporte fue inmediata.

El 18 de febrero, tras una resolución del Tribunal Supremo, el toque de queda vuelve a retrasarse hasta las 22 horas y al mismo tiempo se levanta la prohibición de desplazarse entre provincias. Y de nuevo, la consecuencia fue inmediata. Los móviles de los burgaleses empezaron a viajar más y a estar más localizables en lugares tanto de restauración como de compras. En este último caso, además, el siguiente salto se produjo cuando el 8 de marzo reabrieron el interior de los bares y restaurantes, los gimnasios y los centros comerciales. Ahí comenzó una escalada que llegó hasta el umbral de la Semana Santa.

En torno al 29 de marzo la caída de movilidad en el ocio era de solamente el 10%, todo un logro si lo comparamos con la tendencia observada durante los meses precedentes. Sin embargo, después de aquel pico volvió a caer, y más aún cuando el 6 de abril se decretó de nuevo la clausura del interior de la hostelería.

Por múltiples razones. Las razones para el posterior descenso pueden ser múltiples y no solo se explicarían por este detalle, pues siguen abiertos los gimnasios y los centros comerciales. Es probable, como ya ha ocurrido en las olas precedentes, que ante un aumento de los contagios y su divulgación a través de los medios de comunicación los ciudadanos hayan optado por retraerse en sus interacciones sociales fuera del domicilio.

De lo que no cabe ninguna duda es de que la curva se ha comportado en claro descenso en la semana posterior a la Semana Santa. Entre los días 31 de marzo y 13 de abril (último dato disponible en el momento de elaboración de este artículo) la movilidad vinculada al ocio y las compras, donde no se distingue entre comercios y restauración, ha pasado de un descenso del 12% al 29%, aunque llegó a su pico máximo con un 48% el domingo 11.

En el caso de la alimentación y farmacias, justo antes de las festividades de Pascua hubo un incremento de consumo que podría estar vinculado a los acopios antes de pasar esos días en el domicilio habitual o bien en una segunda residencia situada en la provincia (la Comunidad estaba perimetrada). Ahora se ha normalizado, aunque seguimos consumiendo un poco más que antes de la pandemia, posiblemente porque no podemos comer y cenar en bares y restaurantes.

La presencia en los parques, que incluyen zonas naturales, presenta numerosos altibajos difíciles de valorar, pues hay que tener en cuenta que la meteorología y el tiempo libre disponible son decisivos en el uso. Por eso ha habido jornadas en las que se duplicaron las tendencias de movilidad hacia ese tipo de lugares y otras en los que cayeron cerca del 20%

También influyen de manera determinante los festivos en la actividad vinculada a los centros de transporte, que llegaron a estar por encima del 11% en positivo en Semana Santa y que posteriormente rondaron el 30% de caída.

Lo más estable es el trabajo, que sigue entre caídas del entorno del 10% en los días laborables y del 15% cuando llegan los fines de semana y festivos. En Semana Santa, incluso, bajó hasta el -28%.

Y finalmente la presencia en las residencias, como consecuencia de que tenemos menos actividad en el resto de ubicaciones, ronda de forma casi constante entre el 3 y el 8%. Más caseros, pero poco.

La tónica regional, aún más dañada. Ya se sabe lo que dice el refrán sobre el mal de muchos, pero a la hora de analizar las tendencias de movilidad llama la atención que Burgos está en la línea de todas las provincias de la Comunidad Autónoma, e incluso mejor que la mayoría de ellas.

Solo la provincia de León presenta una menor caída en los movimientos vinculados al ocio y a las compras, donde Burgos baja un 29% según los últimos datos y el conjunto de la región un 33%. Los burgaleses demuestran más presencia que el conjunto de Castilla y León en establecimientos de alimentación y farmacia, así como en parques. Han dejado de utilizar transportes en menor medida, acuden más a sus lugares de trabajo y se quedan un poco menos en casa.

Frente a los datos de caída que observa Google, dicen en el área de Tráfico del Ayuntamiento de Burgos que los medidores de aforo de vehículos que tienen distribuidos por el entorno del centro histórico no han detectado en los últimos días bajadas notables de la circulación respecto a antes de Semana Santa, pues apenas variaron un 2%. Quizás sea el indicador de una próxima recuperación.