Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Elección de Rector

21/03/2022

Culminó hace escasos días el proceso electoral en la Universidad de Valladolid, y tanto las circunstancias en que se ha desarrollado, como el resultado que deparó la votación, merecen una reflexión. En todas las Universidades, el momento de la elección del Rector, que suele coincidir con la elección de los miembros del Claustro universitario, tiene un significado bien particular, por lo que su figura supone en el orden académico y porque permite apreciar el estado de ánimo y de opinión de una institución tan plural como lo es la Universidad. Además, el sistema electoral que se aplica actualmente, con voto directo y universal de toda la comunidad universitaria, aunque luego no todos los votos tienen el mismo valor, por las reglas de ponderación que rigen para ciertos sectores, principalmente el alumnado y el personal de administración, hace que el resultado tenga una legitimidad representativa muy superior a la que ostentaba en otros momentos, cuando la elección se producía dentro del Claustro y sólo entre sus miembros. Y la verdad es que llama la atención el funcionamiento que ha tenido el sistema en otros momentos y en éste en particular.

Los dos motivos de interés eran bien evidentes: había tres candidatos y uno de ellos era el Rector saliente, que optaba a la reelección. Los precedentes también eran bien notorios: iban ya tres ocasiones en que el Rector saliente, que optaba a la reelección para un segundo mandato, no había sido reelegido; concurriendo tres candidatos, y siendo necesaria la mayoría absoluta en favor de uno de ellos para que la elección se resuelva en la primera votación, suele ser bastante previsible que resulte necesario celebrar una segunda votación entre los dos con más apoyo en la primera.

Sin embargo, nada de eso ocurrió en esta ocasión: el Rector saliente fue reelegido y alcanzó la mayoría absoluta ya en la primera votación, quedando así superados los antecedentes a que me refería. Es cierto que el nivel de participación no ha sido el mejor de los deseables, pero no hay duda de que el resultado tiene mucho que ver, sobre todo y sin desmerecer otros motivos, con la forma en que fue afrontada una situación tan compleja y dificultosa para el normal desenvolvimiento de la actividad académica como la que provocó la pandemia. Con talante dialogante y cercano, con empatía, con humildad, con tacto. Y también con eficacia. Una constatación muy a tener en cuenta para el manual de lo conveniente en situaciones de crisis.