Poco después de las doce y media de la mañana de ayer, varias rocas de gran envergadura se desprendieron de la pared situada justo debajo del mirador del Peñón de Pedrosa de Tobalina y en la que apenas se podían ver los efectos de lo ocurrido, al haber mucha vegetación. La zona de baño, que cada fin de semana se llena hasta la bandera, acogía a decenas de bañistas en ese momento, pero la fortuna quiso que nadie sufriera daños personales. Por seguridad y precaución, la Guardia Civil tomó la decisión de desalojar todo el área y prohibir tanto el baño como la presencia de personas en la zona de playa «hasta que se realicen estudios técnicos» y se compruebe si es o no seguro bañarse en esta poza del Jerea.

Tras el desprendimiento, que causó un gran estruendo, los bañistas continuaron disfrutando de la jornada. Pero hacia las 13.30, una vez que la Guardia Civil inspeccionó la zona y fue informada de lo ocurrido, la decisiones se fueron sucediendo. La primera fue desalojar y acordonar el mirador, una estructura de hierro suspendida en el aire que permite unas vistas privilegiadas del farallón de roca y de la poza de aguas color turquesa.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)