La donación de órganos salva o mejora la vida de 60 personas

GADEA G. UBIERNA
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Burgos cerró el 2022 con 22 donantes, la segunda cifra más alta en 10 años. Casi en la mitad de los casos la extracción se produjo tras fallo cardiorrespiratorio irreversible, algo inusual

Foto de archivo de las coordinadoras de trasplantes en el HUBU: María Eugenia Perea (i.) y María Amor Hernando. - Foto: Luis López Araico

El equipo responsable de la extracción de órganos en el HUBU, donde no se hacen trasplantes,cerró el 2022 con las segundas mejores cifras de los diez años previos: 22 donantes, 65 órganos válidos y 58 receptores o, lo que es lo mismo, casi sesenta personas con una nueva vida gracias a la generosidad de quienes, en el final de sus días, decidieron -por voluntad propia o por decisión de sus familiares- ayudar a otras personas con una necesidad vital. A estos hay que añadir otro paciente que por su situación clínica solo pudo aportar tejidos.

La donación de órganos es un gesto superlativo, que el equipo responsable de esta materia en Burgos siempre destaca con proporcional agradecimiento y que el año pasado tuvo algunas particularidades. La primera, que en diez de los 22 donantes la extracción de los órganos se produjo porque se había certificado el cese irreversible de la función cardiorrespiratoria durante más de cinco minutos (en la jerga, en asistolia), algo que conlleva una intervención más compleja e inusual que en aquellos pacientes en los que la donación se produce por muerte encefálica. 

La dificultad radica, muy a grandes rasgos, en que la donación en asistolia, sin latido, obliga a extraer los órganos cuando la sangre ya no circulando ni alimenta a los órganos que el equipo debe poner a disposición de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) en un plazo de tiempo muy corto: por norma, el paciente receptor debe recibir ese nuevo corazón, páncreas, pulmón, riñón o etcétera en un máximo de 24 horas. Cuando la extracción se produce por una muerte encefálica, en la que el cerebro es el primer órgano que pierde sus funciones,  la sangre sigue circulando y conservando los órganos que el equipo va extrayendo y analizando para certificar que pueden injertarse con garantías en otra persona.

Hay que tener en cuenta que todos los órganos que el HUBUaporta a la ONT deben trasladarse a otros hospitales en los que sí se hacen trasplantes, pero, aunque el proceso de donación y recepción es anónimo, lo habitual es que los órganos cedidos en el HUBU ayuden a personas que están en lista de espera en Burgos o en otras provincias limítrofes. El criterio de proximidad prevalece por las propias características del proceso; da igual la hora, si hay un órgano compatible con una persona en lista de espera, todo se organiza para que ese riñón, pulmón, hígado o corazón  sea funcionante en el receptor en las siguientes 24 horas.

DONANTE CON ELA. Otra de las particularidades del balance del equipo coordinador de trasplantes en Burgos -que lideran la médica y la enfermera de la UCI María Eugenia Perea y María Amor Hernando- es que en uno de los donantes tenía esclerosis lateral amiotrófica (ELA). No es la primera vez que alguien con esta enfermedad neurodegenerativa y todavía incurable decide donar órganos, pero sí es inusual. Muchas veces, porque ni siquiera los afectados saben que pueden ayudar a otras personas de esta manera, al dar por hecho que su diagnóstico es incompatible con la donación y no es el caso. 

Tampoco la edad determina si se puede colaborar con la ONT o no, sino que es la situación clínica de una persona con un pronóstico irreversible de muerte la que indica si se es donante potencial o no. Hay veces en las que una persona -o su familia- quiere y no es posible y, también, lo contrario. En 2022, de hecho, hubo dos negativas familiares.

Aún así, en el HUBU están más que satisfechas del balance del 2022, que ha puesto a Burgos a la cabeza de la Comunidad -junto con León- a pesar de que el hospital burgalés es solo centro receptor. El año pasado, en concreto, aportó: 65 órganos más tejidos, 26 córneas, 4 válvulas y seis fragmentos óseos. La mayoría de los donantes fueron hombres (15), a causa de un accidente cerebrovascular. La edad media fue de 63 años.