Los microcontratos están a la orden del día en el mercado laboral burgalés, incluso hay quien no conoce otra forma de trabajar que no sea saltando de empresa en empresa, un día en una y otro en otra. Esta forma de vivir a salto de mata no ha dejado de crecer en el último lustro hasta que estalló la crisis del coronavirus, que previsiblemente consagrará esta fórmula en el futuro. Hoy, casi cuatro de cada diez trabajos que se firman en la provincia no duran más allá de los siete días, ya suponen el 35,5% de los 145.653 que se firmaron en 2019, un año considerado récord en la creación de puestos de trabajo tras la última crisis.

La temporalidad -precariedad a ojos de los sindicatos- impregna todo el amplísimo abanico de ocupaciones del mercado laboral burgalés, en el que solo el 8,6 de los empleos alcanza el carácter de indefinido. En cinco años, los microcontratos de días e incluso de horas han crecido cuatro puntos porcentuales en la provincia gracias, entre otros factores, a la fuerte presencia de las ETTen los principales sectores productivos y a su intensa actividad de puesta a disposición de trabajadores.

Al 35,5% de los nuevos empleos que duran menos de 7 días, hay que sumar otro 26,7% que no pasan de los 3 meses, que también crecen, aunque no con tanta intensidad como los microtrabajos.  
Las dos ocupaciones que más empleo generan en Burgos y que permiten hablar de cifras récord en el mercado laboral, la de peón de la industria manufacturera y la de  trabajador asalariado de servicios de restauración, firman el 50,2% y el 65% de  sus contratos, respectivamente, de una duración igual o inferior a los siete días. En cifras absolutas son 12.855 microempleos en los polígonos industriales cada año y 16.063 en todo lo vinculado a la hostelería y el turismo.

(Mäs información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)