El HUBU celebrará el sábado, 18 de junio, sus primeros diez años en activo, al cumplirse ese día una década del final del traslado del General Yagüe -ya demolido- al inmueble de la avenida Islas Baleares: un complejo de 190.000 metros cuadrados gestionado con un modelo de concesión público-privada, por el que han pasado más de 7,4 millones de pacientes y cuyo potencial facilita una asistencia de calidad. Así se demostró a partir de marzo de 2020, cuando la pandemia por el coronavirus SARS-CoV-2, la mayor crisis sanitaria en cien años, obligó a reconfigurar el centro sanitario para prestar un servicio de emergencia; salió airoso del trance con mucho más desahogo que otros hospitales españoles, pero no a coste cero. 

La comparativa de cifras de actividad entre el quinto y el décimo aniversario del hospital evidencian que el ritmo de trabajo de la mayor empresa de esta ciudad (3.571 empleados, a fecha del pasado 30 de abril) ha caído de forma generalizada. La excepción son Urgencias y el Hospital de Día, donde la presión asistencial no ha dejado de aumentar. De ahí que la gerencia del HUBU tenga como reto inmediato e ineludible recuperar la actividad perdida, sobre todo en las grandes áreas: quirófanos y consultas.

El porqué está en los datos: unas listas de espera en máximos históricos y un balance de actividad que se queda corto ante las posibilidades de la infraestructura. En los cinco primeros años, el Universitario realizó 110.000 operaciones, por lo que sería de suponer que en el siguiente lustro esa cifra se duplicara, y, sin embargo, no ha sido así. A fecha del pasado 1 de mayo se habían hecho 165.447 operaciones, lo cual supone poco más del 50% de lo realizado hasta 2017, siempre según cifras oficiales.

(Especial En Portada con datos y testimonios de profesionales, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)