La IGP Morcilla de Burgos va calando entre los consumidores y entre las propias empresas, siendo ya 15 de las 29 que existen las que se certifican. Además, el sello de calidad ha ayudado, según los responsables de la IGP burgalesa, a incrementar la facturación del negocio en un 30%. En el último año, según Roberto González, ha habido un impacto económico de 9 millones de euros, se han contabilizado 13 millones de artículos donde se menciona el producto y los han visto más de 500 millones de personas. "Este año va a ser el del verdadero despegue", ha añadido el director general de la IGP Morcilla de Burgos.

"Ver cómo mejoran las cifras nos impulsa y a partir de ahora veremos una mayor repercusión, más inversión y ampliación del empleo y del sector de negocio con un producto que en el 90% de los casos está vinculado al entorno rural", ha apuntado Roberto da Silva, presidente de la IGP, recordando con todo que se trata de "un producto modesto". "Prestigiar el producto condiciona que nos posiciones en esferas más altas".

Todo este trabajo es el que se lleva realizando desde 2020, cuando se consiguió el sello de calidad. Y para las campañas de difusión y promoción cuentan con el apoyo económico de Cajaviva y Fundación Caja Rural. La entidad acaba de renovar su convenio de colaboración por otros dos años, incrementando en un 33% la aportación hasta alcanzar los 15.000 euros. "Ahora hay que consolidar el trabajo realizado y apostar por la excelencia para tener un lugar preferente tanto en las cocinas y las casas como en la alta gastronomía", ha señalado Javier Casado, director del Área de Negocio de la entidad.