Julio acaba entre los más cálidos y secos jamás registrados

H.J.
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El mes deja un récord absoluto de temperatura, se queda a unas décimas de batir la media de las máximas y registra ocho jornadas consecutivas por encima de los 35 grados

Julio acaba entre los más cálidos y secos jamás registrados - Foto: Alberto Rodrigo

El noreste. Siempre el noreste. El viento dominante en el valle del Arlanzón hizo su aparición durante la última semana y solo él ha podido evitar que este mes de julio que ahora despedimos se convierta en el más caluroso de la historia desde que existen mediciones en el observatorio de Villafría, cuya serie comienza en 1944.

El enfriamiento de los últimos días, que ha devuelto los termómetros a valores más normales para estas latitudes, ha impedido que se batiera tanto la media de las máximas más altas como la media mensual, que en ambos casos seguirá ostentando el tórrido mes de julio del año 2006. No fue así en el caso de la máxima absoluta, que cayó el día 18 de julio y que quedará registrado en los libros meteorológicos como el valor más alto jamás registrado en la ciudad, con 39,3 grados. Ya quedan lejos los 38,8 de agosto de 2003, de cuando databa el récord anterior.

Acaba así un mes plenamente veraniego en el que el promedio de las máxima diarias, siempre a expensas de la revisión oficial y del cierre de datos por parte de la Agencia Estatal de Meteorología, ha rozado los 31 grados frente a los 31,6 que se registraron hace ahora 16 años y muy por encima de los 27,6 considerados como normales atendiendo al periodo 1981-2010 que se toma como referencia. Por su parte la media mensual, que tiene en cuenta tanto las máximas como las mínimas diarias, se queda algo por debajo de los 22 frente a los 23,1 de aquel mes (lo esperable habrían sido 19,5). A nadie se le olvidará, en cualquier caso, los ocho días consecutivos con el mercurio por encima de los 35 grados que tuvimos entre los días 11 y 18, más de una semana con valores absolutamente inusuales para la fresca fama del verano burgalés y que sucedieron a unos Sampedros incluso fríos, sobre todo por las noches, lo que incrementó la sensación de contraste extremo.

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