Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Decisión colectiva

14/04/2021

Resulta que en Madrid, la mitad de las diez mil personas llamadas a vacunarse durante el fin de semana no han acudido a la cita. Lo mismo sucedía, en menor medida, en otras comunidades autónomas. El motivo, el temor y la incertidumbre generados por los posibles efectos secundarios del fármaco de AstraZeneca y no es extraño, teniendo en cuenta que las autoridades sanitarias de este país han cambiado cinco veces en el último mes sus criterios de administración. No tranquiliza observar lo que sucede en el resto de Europa, donde tampoco parece que lo tengan demasiado claro.
Desde luego la información al respecto, tal y como se ha comunicado, es para preocuparse y el miedo es libre. Es normal que las dudas te asalten cuando se suspenden vacunaciones de un día para otro o cuando has recibido la primera dosis y, de cara a la segunda, los que deciden comienzan a hablar de mezclar vacunas sin ningún estudio que avale la seguridad de hacer algo así. 
Los científicos siguen asegurando que este suero es seguro y que el efecto secundario que se ha manifestado al inocularlo de forma masiva afectaría a un porcentaje mínimo de los vacunados, mientras que los beneficios estarían muy por encima de los riesgos que cualquier fármaco tiene. Y eso también es cierto, en otros casos asumimos estos posibles perjuicios sin que nos asalten tantas dudas y si no ahí están los infartos provocados por la Viagra o los trombos derivados del uso de anticonceptivos orales, que superan los generados por AstraZeneca. Pero claro, en ese caso se trata de una decisión estrictamente personal y en la situación actual juega un papel importante lo colectivo y eso complica las cosas.
El problema está en la tendencia de los gobiernos, que ha surgido en todo su esplendor durante esta crisis sanitaria, de no hablar claro, tomar decisiones muchas veces absurdas e incluso de negar la evidencia. Resulta indignante y predispone en contra que se empeñen en decir cosas como que no hay relación, porque no se ha demostrado, entre los trombos y la vacuna cuando es evidente que la hay. Muchos tenemos la convicción de que la vacunación masiva es, a día de hoy, la única solución para salir de este problema pero, por favor, hablen claro y no alimenten la desconfianza.