La plaza Antonio José, centro de preocupaciones en el barrio

C. SORIANO
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Los barrios a examen (IX) | A pesar de no contar con una asociación de vecinos oficial, Río Vena sigue reivindicando que se arreglen los problemas que giran en torno a la plaza del barrio: el estado de las baldosas, tuberías y plagas de cucarachas

Para evitar que los jóvenes hicieran botellones, cerraron el acceso por las escaleras. - Foto: Jesús J. Matí­as

En Río Vena no existe una Asociación de Vecinos, lo que no quiere decir que no haya gente dispuesta a luchar por el barrio. Quien se encarga de lidiar con los conflictos que se generan en el vecindario y de darles solución es Jesús Molleda, presidente de la Comunidad general de vecinos polígono Río Vena, pioneros en fachadas, calefacción e instalaciones en toda Castilla y León. «Yo ya no quiero más problemas, y nadie quiere entrometerse», razona Jesús ante la idea de crear una agrupación dedicada al movimiento vecinal, por lo que, al final, el Ayuntamiento ha acabado por reconocerle como el representante de la zona. 

Todas las peticiones de la Comunidad se centran en la plaza Antonio José. Empiezan denunciando que el lugar, de propiedad privada pero de uso público, está situado encima de unos garajes que empezaron a tener problemas de goteras. El Ayuntamiento, relata Jesús, «dijo en su día que estaban de acuerdo todos los partidos para hacerse cargo de ella». No obstante, los gastos de la obra para impermeabilizar el lugar corrieron a costa de los dueños de los aparcamientos. «No nos dieron ni un duro», reclama. Ahora, lo que solicitan al Consistorio es que, por lo menos, pulan el espacio.

Sin embargo, el problema con las goteras no se queda solo en los garajes. Cuando llueve, las tuberías que bordean Antonio José y conectan el centro de salud, la farmacia, un bar y diversas oficinas se desbordan. «Nos arreglaron las del bar, pero porque se vertía el agua a la terraza». Y es que las cañerías, además de estar atascadas, se encuentran en un muy mal estado: muchas están vencidas, otras tienen fugas e, incluso, hay alguna agujereada. La culpa de ello, cuenta Jesús, la tienen los jóvenes, que tiran allí las colillas de los cigarros, las golpean con palos e, incluso, meten petardos dentro y los dejan explotar. «Soy consciente que esto no es propiedad del Ayuntamiento, y eso es así, pero tampoco le cuesta tanto mandar al equipo de obras».

Las tuberías de la plaza se desbordan siempre que llueve. Las tuberías de la plaza se desbordan siempre que llueve. - Foto: Jesús J. Matías

La situación con los botellones es otro de los malestares que ha habido en Río Vena. La plaza cuenta con varias escaleras que permiten el acceso a una segunda planta del centro de salud y a las diferentes oficinas, además de a una propiedad privada abandonada. Los jóvenes aprovechaban el lugar para beber en grupo e, incluso, según afirma Jesús, mantenían relaciones sexuales. Obligaron al dueño de la propiedad a, por lo menos, cerrarla porque «más de lo que ha hecho él, no está obligado a hacer». Una vez tapiadas las entradas, para acabar de solucionar el problema, se pusieron unas puertas en las escaleras. «Era un desastre. Venía la policía y, como tenían tantas salidas, nunca cogían a ninguno», relata Jesús. Ahora, aunque es fácil esquivar la puerta saltando por la barandilla, parece ser que los jóvenes han dejado de acudir: «No es lo mismo porque, si viene la policía, con las prisas, pueden hacerse daño. No es como cuando solo tenían que correr, porque ahora los cogen», explica. En caso de necesidad, prevén colocar una barandilla más alta pero, por el momento, así está dando resultado. Una situación parecida tenían en la calle Juan de Padilla, donde la Centro de Danza Hélade, y también tuvieron que poner una puerta.«Ahí fue más fácil, fuimos directamente al Ayuntamiento y nos dieron permiso directamente, porque lo pagó la academia».

Las baldosas es otro asunto que causa desazón entre los vecinos. Muchas de ellas están sueltas y rotas, por lo que mientras la gente anda, el suelo bajo sus pies se mueve con cada paso que da. «Cuando llueve, se llenan de agua y, al pisar, te mojas entero», comenta el dueño de un negocio de la zona. Cuando arreglaron la calle Batalla de Villalar, el presidente aprovechó para pedir a los técnicos que arreglaran también el suelo que estaba en peor estado pero la contestación fue que «mientras no me las marque el encargado, no lo puedo hacer».

El barrio, además, tiene problemas con cucarachas y ratas. Desde la Comunidad realizan desinfecciones cada dos meses,  pero como el Ayuntamiento no limpia el colector, «se meten ahí, y vuelven a salir. Por la noche hay cientos y cientos de cucarachas».El problema, añade, no es algo que venga de ahora ni sea solo en Río Vena.

El obstáculo con el que se encuentra Jesús es no poderponer dinero para poder hacer arreglos en el barrio. Para ello, tiene que llevar el proyecto a una Asamblea y, allí, le exigen que «para eso pagan los impuestos, para que lo haga el Ayuntamiento». Ya no sabes quiénes son mejores y quiénes son peores, reflexiona refiriéndose a los partidos políticos. Lo único que el presidente tiene en mente, al final, es qué es lo que el barrio necesita para poder seguir adelante.