La educación es un «reto constante», aseguran quienes comparten vocación en las aulas. El trepidante avance de las nuevas tecnologías intensifica ese desafío, aportando innumerables ventajas pero también inconvenientes, que obligan a los profesores a adaptarse a cambios constantes que ofrezcan respuesta a las necesidades de aprendizaje de cada momento. Y en ese camino se están encontrando con la Inteligencia Artificial (IA), la gran revolución digital que ha quedado plasmada en una aplicación capaz de elaborar textos de forma automática, con una elevada calidad que hace prácticamente imposible  detectar su utilización en un trabajo elaborado por un alumno, según distintas fuentes consultadas.
Las posibilidades de la herramienta ChatGPT, como se denomina, han sorprendido al profesorado de Secundaria, que se prepara para su futura llegada al ámbito educativo. «Aún no es una realidad en las aulas, aunque lo será porque los jóvenes acceden rápidamente a todo tipo de innovaciones», reconoce Tomás Gómez, director del instituto Comuneros de Castilla, quien asegura que, aunque «no se ha detectado ningún caso y su uso no se encuentra extendido», los docentes están «en alerta» sobre todo en los cursos superiores, ya que, según considera, son en esas etapas donde se pueden dar problemas y, principalmente, en la universidad.

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