Contra el 'hay que hacerlo como sea'

I.E.
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Salud Laboral lucha contra «el exceso de confianza» de empresas y trabajadores que no ven peligros por no sufrir nunca accidentes

Imagen de archivo de un accidente laboral. - Foto: Tomás Fernández de Moya

La tendencia de la siniestralidad laboral, sobre todo en lo que se refiere a accidentes graves, «es ascendente» en la provincia de Burgos, según reconoce el propio Área de Seguridad y Salud Laboral de la Oficina Territorial de Trabajo, que está intentando redoblar los esfuerzos con más presencia de sus técnicos en los centros de trabajo. En ellos, ponen el foco en aquellas situaciones «más lesivas», como pueden ser las caídas en altura, los atrapamientos con elementos móviles y los atropellos. También preocupan los accidentes no traumáticos, tales como los infartos o los incidentes cardiovasculares, y los siniestros de tráfico, que representan más del 35% del total de los mortales y graves notificados.

Pero detrás de un accidente siempre hay una imprudencia, bien de la empresa, bien del trabajador o bien una mezcla. Fernando de la Parte, director general de Trabajo de la Junta, parte de una premisa, que «los siniestros, por fortuna, son excepcionales, de manera que empresarios y los propios empleados se creen inmunes, que a ellos no les va a ocurrir nunca porque nunca les ha sucedido». Y esa es una percepción errónea que provoca «muchas situaciones de riesgo que no deberían darse si no existiera ese exceso de confianza». 

De la Parte pone un ejemplo claro que se da en muchos tajos, una frase muy utilizada cuando hay que empezar una tarea complicada: «Hay que hacerlo como sea». Pues bien, el director general de Trabajo se rebela contra esta expresión y todo lo que significa, pues es el prólogo de un posible desastre, hay que «cruzar los dedos». Hay muchos trabajadores que realizan sus tareas sin protección - porque les incomoda el casco o el arnés- y las terminan con éxito. Dado que «el accidente no es frecuente se creen invulnerables y repiten la acción del mismo modo una y otra vez, hasta que pasa». «De ahí que el respeto a las normas deba ser siempre, porque sin los sistemas de protección las posibilidades de sufrir lesiones graves o morir en un percance se multiplican exponencialmente».

Evidentemente, «es la empresa la responsable de la aplicación de la Ley de Prevención de Riesgos laborales y de que sus empleados cumplan con las normas». De la Parte es consciente de que en las pequeñas y medianas, por estructura, resulta más difícil llevar a cabo una labor de control, «pero recomienda implantar una cultura de prevención» a través de charlas, carteles, etc, que hagan habituarse a la plantilla a convivir con los equipos de protección, a caminar por vías peatonales, etc. «Las grandes tienen los sistemas bien implantados y la permisividad es cero, de ahí que su índice de siniestralidad sea muy bajo; a eso tienen que tender todas las compañías, del tamaño que sean», incide.

Para controlar las obras que tienen lugar en ciudades como Burgos, la Junta de Castilla y León está sopesando la firma de convenios con las Policías Locales a fin de que sus agentes se conviertan en informadores de situaciones de riesgo que se dan en la construcción de un edificio, en el arreglo de un poste de la luz o en la descarga de material en un tajo. «En muchas ocasiones se trata de aplicar el sentido común, de manera que un policía podría denunciar este tipo de conductas», indica De la Parte, quien recuerda que ya existen acuerdos de este tipo con la Guardia Civil.