Un pelotón solidario con derroche de salero

S.F.L.
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El Movimiento Ultreya Más Sol dará visibilidad y colaborará con proyectos locales a través de una marcha ciclista de 8 etapas en julio por varios pueblos. La sexta acabará en Poza de la Sal

Aitor Quintana, ciclista y embajador de Poza de la Sal en la marcha ciclista. - Foto: DB.

Todo comenzó con el fin del confinamiento del año 2020. Juan Ignacio Fernández, maestro y antropólogo de Alcalá de Guadaíra, propuso a un grupo de amigos realizar en bicicleta el recorrido que une su localidad con Santiago de Compostela con la intención de comprobar cómo despertaba la sociedad española tras la dura vivencia. A su vez, quería llevar consigo un mensaje de ánimo y apoyo tanto a familias como a empresarios con el mensaje «juntos lo conseguiremos». Dicho y hecho. Aceptaron el reto. 

Durante la intensa experiencia, entrevistaron a alcaldes, propietarios de negocios, vecinos y presidentes de asociaciones de las que obtuvieron cantidad de conclusiones. También invocó el deseo de cooperar más activamente con ellos, por lo que apostó por embarcarse en Movimiento Utreya, una asociación que nació con el objetivo de dar visibilidad a poblaciones de la España más despoblada, destacando su patrimonio social, cultural y medioambiental, mediante el apoyo a los proyectos locales de cada una de ellas. 

Con la mirada fija en la carretera, pero también en cada uno de los rincones del país, han elegido a Poza de la Sal como uno de los puntos por los que el pelotón solidario se dejará ver en el mes de julio. En la IV edición, los ciclistas recorrerán 1.420 kilómetros en ocho etapas, donde harán parada y retomarán el camino además en Guadalcanal, Piedrabuena, Guadalupe, Madrigal de las Altas Torres,  Cervera de Pisuerga, Molledo y Santo Toribio de Liébana. A Félix Rodríguez de la Fuente, Miguel de Cervantes, Isabel la Católica o El Cid Campeador se les recuerda por ser grandes mecenas de su tierra, personajes que lograron hitos históricos, que los emprendedores de hoy también podrán conseguirlo por ellos mismos y sus pueblos  fomentando el empleo. Cuesta, pero con garra todo se consigue.

Los encantos de la villa salinera y el desafío de un grupo de personas por recuperar el entorno de las salinas cumplía los requisitos para convertirse en uno de los nueve lugares en los que parar, concretamente el sexto día de la aventura. La llegada de en torno a un centenar de corredores -desde la organización calculan que la cifra rondará entre los 60 y 120- implicará que los servicios del lugar esperen un par de jornadas con una importante carga de trabajo, algo que ansían con ilusión. Los alojamientos, bares, restaurantes, los atractivos turísticos y los pozanos recibirán a personas de múltiples localidades del territorio para ofrecerles lo mejor y animarles a que vuelvan sin tanta prisa. 

El simple hecho de formar parte del Movimiento Ultreya implica que tras la finalización de cada etapa se celebrará la entrega de un cheque resultante a una asociación, que en el caso de Poza irá a parar a la de Amigos de las Salinas. A día de hoy se desconoce la cuantía que irá destinada pero todo indica que superará los 1.000 euros. La nueva edición promete ser épica y finalizará en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, donde se conserva la reliquia del Lignum Crucis, la pieza más grande conocida de la cruz donde murió Jesucristo. De este modo, la llegada de la expedición a este emplazamiento está incluida en la programación del Año Jubilar Lebaniego, que se celebra este año.

Conocer qué momento atraviesa la maquinaria económica de los pueblos, vivir en primera persona cada situación y descubrir cómo late el pulso social será como subir al podio. Una rodada intensa pero que, sin lugar a dudas, merecerá la pena.

Sus pedaladas más especiales como embajador. No aspiraba a dejar el nido a los 18 como algunos de sus amigos, él se conformaba con que sus padres le compraran una bicicleta. Lo consiguió. Y desde entonces no ha dejado de pedalear. Miles de kilómetros se acumulan en sus piernas, no se le ha resistido la Península Ibérica, ni los puertos más exigentes de los Alpes. En sus viajes siempre le acompaña su 'mejor amiga', la que -casi- nunca falla. Aitor Quintana se prepara ahora para superar uno de los retos personales más especiales: correr las ocho etapas de Movimiento Ultreya como ciclista embajador de Poza. 

Fue en un pelotón junto a sus compañeros de equipo de la villa cuándo conoció el proyecto y le propusieron el papel de anfitrión, que aceptó sin dudarlo. Se considera apto para cumplir el objetivo, teniendo en cuenta que las etapas irán seguidas y el día más suave recorrerá 111 kilómetros, y el preparador físico asegura sentir una emoción inexplicable por cooperar en promocionar su querida Poza. La vida de este 'vecino' de fin de semana gira, en parte, en torno a la bici. Aprovecha para desconectar en la localidad de la ajetreada Madrid y, como no, a 'volar' con su vehículo. Se ha comprado «una hucha de cerdito» en la que deposita un céntimo por cada kilómetro que acumula hasta la aventura, incluidos los de rodillo, que donará a la Asociación Amigos de las Salinas. Hasta entonces, la carrera continúa.