Carmen Hernando

Desde la campiña

Carmen Hernando


¿Quién paga nuestras compras?

16/12/2022

En principio, parecería que aquel que compra algo, lo paga. Y sin embargo, las cosas a veces no son lo que parecen. Me estoy refiriendo a muchos de los productos que compramos, cuya mayoría de impactos sociales, económicos y medioambientales permanecen invisibles para nuestros ojos. No lo digo yo. Lo dijo hace ahora 15 años Annie Leonard, en su popular vídeo La Historia de las Cosas, en el que plasma la insostenibilidad del modelo de consumismo imperante en nuestra sociedad: un sistema lineal en un planeta finito.

Y es que esos efectos colaterales que no tenemos en cuenta dentro del precio de nuestros productos existen, y son otros los que los pagan. Annie lo explica con un ejemplo: es prácticamente imposible que una radio que se vende en una tienda de EEUU por 4,99 dólares haya podido costar eso. El metal probablemente se obtuvo en Sudáfrica, el plástico en China… y el producto final posiblemente se ensambló por un niño de 15 años en una maquiladora de México. Pero si el que compra la radio no está pagando lo que cuesta, ¿quién lo hace?

Annie sostiene que son las personas que viven en los países de donde se obtienen las materias primas las que pagan con la pérdida de sus recursos naturales; las que lo hacen donde se manufacturan los productos, con las enfermedades que la contaminación les genera; otras pagan con la carencia de seguridad social; los niños que trabajan pagan con su futuro… Y yo añado que todos pagamos también con perjuicios adicionales ocasionados por los impactos negativos de esta cadena de producción: cambio climático, degradación de suelos, pérdida de biodiversidad…. Y sin embargo, la gran mayoría de estos costes no están incluidos en el precio. De momento. Porque algún día, esperemos que no muy lejano, se incorporarán.

Mientras tanto, en estas fechas de regalos y compras, nos animo (me incluyo la primera) a considerar todo lo que NO pagamos cuando compramos algo e intentemos consumir de manera más responsable. No lo hagamos por el planeta, que seguirá ahí cuando nos extingamos. Hagámoslo por nuestros hijos y nietos, que tendrán que vivir en el mundo que les dejamos.