Que dijo el Ayuntamiento que votáramos lo del bulevar de Gamonal, que quería saber cuál de los tres anteproyectos preferimos para hacer de la calle Vitoria una Quinta Avenida, aunque lo que hayamos opinado no sirva para nada, porque será lo que tase un sastre, o sea, se hará lo que quiera quien manda, que es quien pregunta por aquello de que no se diga que no se deja a los vecinos meter la cuchara en el guiso de la remodelación del barrio. No hay que hacerse ilusiones, pues, porque este brote primaveral de democracia que hemos disfrutado los burgaleses es ‘de tanteo’, en expresión que el alcalde De la Rosa dejó caer en septiembre del pasado año, yéndose por las ramas para justificar que hará oídos sordos a lo que digan los votantes porque el proyecto técnico solo puede contratarlo la Junta de Gobierno. Claro. Pues que no nos haga perder el tiempo con la quiniela de Gamonal, que para quiniela ya tenemos la de fútbol, que es más distraída. 
Ya se ve que la cuestión se resume en el precepto catequético de la izquierda que recomienda orear los asuntos al vientecillo de la democracia para alcanzar el cielo del consenso aunque sea de boquilla, y así poder parar los pies a quien se ponga gallito.
-«Oiga, que no estoy de acuerdo con las propuestas para Gamonal».
-«Pues ajo y agua».
Porque -esa es otra-, la consulta de Gamonal no ha permitido decir que no, dando por supuesta la bendición popular a la intervención. Junt@s hacemos Gamonal. Tú decides, es el eslogan de la campaña de regeneración del barrio, incluida la incorrecta arroba. ¿Juntos? ¿Tú decides? A otro perro con ese hueso. Como decía Carmen Martín Gaite, mientras dure la vida, que no pare el cuento.
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