Arte para compartir con todos los amigos

L. NÚÑEZ
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El profesor José Luis Maroto muestra en Cultural Caja de Burgos su visión de la viticultura en la Ribera a través de murales, pirograbados y cerámica

Arte para compartir con todos los amigos

Dice José Luis Maroto que su pasión por el arte le brotó desde bien pequeño. Lo que comenzó en su más tierna infancia en el pueblo abulense de Bohoyo con la talla de aviones de madera, fue dando paso con los años a toda una colección de óleos, esmalte al fuego, cerámica o pirograbados. Una muestra que ahora, bajo el título ‘El vino en la tierra de donde nace’, se puede visitar en el Cultural Caja de Burgos de Aranda de Duero hasta el próximo 29 de abril. 

Exposición que para el propio Maroto, profesor jubilado desde hace unos años, representa más bien una excusa para posibles reencuentros. "La he hecho para los amigos", admite de primeras. Amigos que le dicen que "es un manitas", aunque él se resista a creérselo y pronuncie frases como "no soy un hombre de firma" y "el valor es relativo, más bien sentimental". 

Pero lo cierto es que Maroto lleva toda una vida dedicada a la expresión artística, que ha conjugado con el mundo del vino en la Ribera del Duero, donde llegó con 19 años. "En mi pueblo no había viñas. Mi padre era maestro y no teníamos nada que ver con el campo. Pero me hice novio y me casé con una ribereña...", cuenta, recordando que pasó 26 años en el colegio de Gumiel de Izán y otros tantos en el Instituto Sandoval y Rojas de Aranda. 

Así las cosas, el amor por un lado y las amistades, por otro, le terminaron contagiando la predilección por tan afamados caldos y toda la cultura que rodea a la viticultura en la comarca. Maroto cita a Jonás Escudero, también profesor. Y si de alguien no se olvida es de Bernardo Llorente, recientemente fallecido. Una pérdida que llora especialmente: "Siento mucho que no la haya podido ver. Me da mucha pena porque tenía una especial sensibilidad para todo lo relacionado con la cultura". 

Reencuentros también con sus compañeros de la Escuela Municipal de Cerámica, esa "pequeña familia que se ha creado en torno a Miguel Ángel Martínez Delso". 

Diversas técnicas. Aunque en su trayectoria ha ejecutado múltiples técnicas, en la pandemia se ha volcado más con el pirograbado por resultarle más cómodo. Eso sí, Maroto recalca que guarda un "especial cariño" por el esmalte al fuego que aprendió con Doña Flor y, dentro de la cerámica, por los murales. "Me encantan", remata.