Alberto Garzón, es el metepatas del Gobierno, pero no por inoportuno, como piensan en el PSOE, sino por irresponsable. Él es el ministro de Consumo, si cree que la carne producida en macrogranjas españolas es de mala calidad, debe ir al Congreso para cambiar la legislación que lo permite o acudir a la justicia a denunciar el riesgo. Lo último es ir de analista, a un periódico del país que produjo el mal de las vacas locas, acusando sin datos ni evidencias.
Estas declaraciones cogieron al PP como a los ciervos en octubre y andan felices por el monte dando golpes con la cornamenta sin atender a razones. Garzón hace tiempo que es un niño enarbolando un cartucho de dinamita como si fuera una bengala, pero le explotará a Podemos y a Pedro Sánchez. Al PP le valdría con estar quieto para recoger los réditos de un Gobierno desorientado, como hace Vox, que sigue en chándal de camuflaje en el gimnasio.
El PP y Alfonso Fernández Mañueco van camino de quedar como los grandes defensores de las macrogranjas, lo que tiene poco sentido en Castilla y León, y lo saben, ya que es la región más extensa y despoblada de Europa, si descontamos Laponia, y con unos pastos y cereal espectaculares. Es el mejor ecosistema para promover la ganadería extensiva y explotaciones complementarias de tamaño medio. Todo de calidad y sostenible desde el punto de vista del medioambiente y, sobre todo, la salud del consumidor y el futuro de las familias que la han elegido como medio de vida. Parecido a las macrogranjas.
En esta pelea de ciervos en celo, lo mejor es acudir a los programas electorales. El del PP de Castilla y León para las de 2019 (aún no están los de este año) demuestra el conocimiento que el PP oficial tiene de la ganadería. Promoveremos un nuevo modelo de ganadería extensiva que permita mejorar los resultados económicos de las explotaciones, al tiempo que se mantienen los paisajes pastorales, se conserva la biodiversidad y los hábitats vinculados al uso pastoral, se obtienen productos de calidad diferenciada y se reducen los incendios forestales de origen agroforestal, así reza la medida 838 del Programa Electoral para las autonómicas de 2019. Saben tanto de ganadería que confunden pastoril con pastoral, a los ganaderos con los curas. Es real, no es un bulo.
El del PSOE de Luis Tudanca, que tiene un relato pormenorizado sobre sus ideas en ganadería, señala que la agricultura y la ganadería deben integrarse en la lógica multifuncional, sin que tengan que renunciar en absoluto a su vocación productiva y a la vinculación al mercado, pero valorando las implicaciones territoriales, sociales y ambientales de su actividad. En resumen, que depende.
Esto es lo que decían los dos grandes partidos, pero prepárense porque quizás lo relevante es Vox. El de Santiago Abascal es un partido rural con trazas de dominguero. Para muestra, Juan García-Gallardo Frings, el paisano que ponen de candidato a presidir la Junta, un abogado colegiado en Madrid, admirador del condenado Mario Conde, que conoce el ganado desde la hípica y que en su curriculum presume de ser el responsable de cumplimiento normativo de un importante grupo de sociedades presente en los sectores agroalimentario… Queridos, todo huele a macrogranja.