Las incineraciones crecen cada año en Aranda y superan el 35%

L.N.
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Este aumento alivia la situación en el cementerio, donde no quedan sepulturas prefabricadas, apenas 40 nichos de pared, y persiste la falta de personal. Varios municipios están ampliando sus camposantos

Las incineraciones crecen cada año en Aranda y superan el 35% - Foto: Valdivielso

Las incineraciones se multiplican cada año en Aranda de Duero como alternativa a los entierros tradicionales. En la actualidad, según los datos ofrecidos por las funerarias de la capital ribereña, el porcentaje de cremaciones supera el 35%, con más de 600 al año.

Esta tendencia gana peso con el paso del tiempo. En Servicios Funerarios Arandinos, una empresa familiar con un siglo de trayectoria en la comarca, ven "un cambio tremendo" y apuntan que hace una década las incineraciones representaban el 25%, hace cinco años subieron al 30% y con la pandemia de covid "fue algo especial". Al margen de estas circunstancias excepcionales, el aumento de las cremaciones, más baratas que una inhumación, contribuye a aliviar la falta de espacio en el cementerio.

De hecho, en este momento no queda ninguna sepultura prefabricada en venta en el camposanto de Aranda y apenas 40 nichos de pared. La otra opción son los enterramientos en tierra. Permanece libre más de la mitad de una parcela, donde se hacen los hoyos conforme se necesitan, pero esta fórmula cada vez tiene menos demanda.

No es el único problema del cementerio de Aranda. Una vez más, acusa problemas de personal. Si hace unos meses, se quedó con un solo enterrador, ahora la situación es similar. Uno de los operarios se encuentra de baja y el otro de vacaciones, por lo que la semana pasada hubo único empleado para asumir los entierros. Recibió el apoyo de la Brigada de Obras, algo que, en teoría, se requerirá a lo largo del verano. Siguen a la espera de saber si aumentará la plantilla con los integrantes de la bolsa de empleo que se ha creado. Como también a la espera se hallan de recibir ropa nueva, algo que por ahora rechazan en el Ayuntamiento. A su lista de peticiones suman un desfibrilador para el cementerio.

Cuestiones laborales aparte, el psicólogo ribereño Mauro González apunta que el aumento de las incineraciones atiende a diversas cuestiones. Son más económicas y permiten una mayor movilidad frente al traslado de un cadáver de una ciudad a otra. Después está la presión medioambiental, el hecho de que la Iglesia permitiera las cremaciones en los 60 y un elemento simbólico que envuelve al resto. "Vivimos en una sociedad en la que intentamos tapar la muerte. Hay menos reflexión y menos duelo y la incineración permite todo esto mucho más que un entierro. Con la incineración no hay tanto culto, es más liviana", dice.

¿Y en los pueblos? La falta de espacio en los cementerios afecta a varios municipios de la Ribera del Duero, donde ya han acometido ampliaciones o tienen pensado hacerlo próximamente. En Gumiel de Mercado, se redactó un proyecto en 2019 que contemplaba la construcción de una batería de nichos, un columbario y una veintena de sepulturas. Ahora, la imparable subida del precio de algunos materiales de construcción les ha generado un problema y su alcalde, Pedro Gómez, explica que se lo están replanteando: "Lo hemos dejado en un 'veremos'. Tenemos pendiente actualizar ese proyecto y una vez hecho se licitarán las obras". En cualquier caso, Gómez sostiene que en el pueblo "pesa la tradición" y se sigue optando mayoritariamente por los entierros.

En Sotillo de la Ribera, han construido recientemente 10 tumbas nuevas, que se suman a otras 12 fabricadas el año pasado, así como un osario. En el Ayuntamiento calculan que así se cubrirán las necesidades de los vecinos en el próximo lustro. Después, el edil de Cultura, Efrén Arroyo, explica que el camposanto se tendrá que ampliar. Se ha comprado un terreno, "pero ampliar son palabras mayores, se hará en un futuro". También en Pardilla agrandaron su cementerio a finales de 2021 con la construcción de 9 nichos y 16 columbarios, tras invertir cerca de 40.000 euros.