Salvador de Foronda

Diez Mil Preguntas

Salvador de Foronda


Guerra e inflación

03/03/2022

Lo que el ajedrez enseña es que hay que permanecer con calma y pensar si realmente es buena idea la jugada que hay en este nuevo tablero mundial.

Una guerra no es la mejor solución. Como decía Winston Churchill, una guerra nunca resuelve problema alguno, no hace, sino que plantear otros nuevos. Nadie ganó la última guerra, y nadie ganará la próxima, todos pierden. Percibo un escenario de inestabilidad, capaz de crear una zona crítica para la expansión de la economía con restricciones a los suministros de gas, petróleo y materias primas que lastrarán nuestra ansiada recuperación. Superar las consecuencias de una guerra es difícil, costosa y mucho más con una elevada recesión e inflación; seremos menos competitivos y lastrará nuestro desarrollo económico durante mucho tiempo. No actuaremos militarmente, pero haremos que Rusia sea ahora golpeada con sanciones financieras individuales y tecnológicas. No podrán viajar al oeste y se congelarán sus activos en los bancos occidentales. Se le aislará en la tecnología avanzada, como semiconductores y piezas de aviones. Pero tendrá graves consecuencias, no solo para ellos sino para todos. La respuesta de Rusia es que cortará el gas a Europa, los consumidores y la industria sufrirán, sobre todo Alemania e Italia, por su dependencia. Aunque la nueva situación económica tendrá un impacto muy limitado sobre Rusia, el conflicto tiene un claro tinte geopolítico y salvo algunos países concretos, la consecuencia más importante en materia económica es de riesgo de estanflación (estancamiento económico e inflación elevada). En tiempos de guerra, la política tiende a eludir las leyes de la economía e incluso de la aritmética y la consecuencia es que tarde o temprano la erosión de la credibilidad pasara factura en ambos bandos. Con lo cual, España deberá de revisar sus previsiones a la baja, puesto que se entrará en una situación de desequilibrio donde seremos incapaces de asumir deuda, inflación y subida de tipos de interés. 

Pasaran los días y esta crisis geopolítica incrementará las sanciones económicas y comerciales para seguir aumentando la inflación, mal denominada pasajera, para instalarse de forma duradera. Pensar contra la corriente del tiempo es heroico y decirlo una locura, con lo cual me quedo con esta reflexión: la guerra y la inflación son esencialmente antidemocráticas.