Las grietas de la ronda noroeste, un "grave peligro"

H.J.
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Transportes invertirá 2,4 millones de euros en una reparación de emergencia para canalizar las aguas que bajan de la ladera junto a la depurador

El tramo crítico se sitúa en los viaductos próximos a la autovía de León - Foto: ALBERTO RODRIGO

Casi dos millones y medio de euros costará el arreglo de las grietas aparecidas en un tramo de la ronda noroeste, el que discurre entre el polígono industrial de Villalonquéjar y la depuradora a lomos de enormes viaductos. Exactamente serán 2.395.416,43. Y su ejecución corre prisa por el "grave peligro existente" para los conductores que transiten por ella mientras prosigan las actuales circunstancias.

Tanto la cantidad económica como esa alarmante expresión figuran en una referencia del Consejo de Ministros celebrado el 3 de agosto en el Palacio de la Moncloa, un detalle que hasta ahora había pasado desapercibido. En esa reunión se tomó razón de la "declaración de emergencia de las obras de reparación de la patología observada" entre los puntos kilómetros 12,625 y 13,000 de la BU-30 y se añade la necesidad de subsanar esa situación peligrosa.

La cuestión ha llamado la atención del grupo parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados, que ha formulado una pregunta por escrito al respecto. Pese a no tener representación de parlamentarios por la provincia de Burgos, la formación cuestiona al Ministerio de Fomento "a qué situación de grave peligro se está haciendo referencia" y "cuándo se prevé que estén subsanados definitivamente los daños".

A la espera de la respuesta ministerial, que aún tardará unas semanas en producirse, es de suponer que el grave peligro está vinculado a la aparición de grietas en este punto de la circunvalación, que se mantiene desde hace meses con un carril cortado o sometido a estrechamientos.

Recientemente supimos, a raíz de una petición de ocupación de terrenos por parte del Ministerio de Transportes con el objetivo de ejecutar las reparaciones, que el problema no reside en el asfalto ni en los apoyos del viaducto inaugurado hace solo cinco años. Un estudio elaborado por la Demarcación de Carreteras defiende que la aparición de fisuras y del movimiento de las mismas se debe "a la humedad que se aportaba desde la ladera del monte en la cuesta de la Paloma".

Las aguas han provocado "un descenso de la capacidad de resistencia del relleno utilizado como apoyo del cuerpo de la autovía, que es lo que ha causado su movimiento y las grietas en el pavimento". Y para arreglarlo hay que construir una línea de pozos drenantes que eliminen el agua que cae desde la ladera del monte al cuerpo del terraplén en que se asienta la circunvalación.

Pendientes del terreno. Además, habrá que construir muros pantalla a modo de contrafuertes de refuerzo en el propio cuerpo de la infraestructura. Y para todo ello es necesario habilitar un nuevo acceso desde un camino situado a media ladera, por encima de la propia BU-30, de manera que sea posible ejecutar el drenaje de desagüe al río Arlanzón "a través de una canalización subterránea que se tiene que llevar a cabo mediante una perforación desde el propio cauce".

Esos terrenos necesarios para el nuevo acceso son municipales y no es previsible que el Ayuntamiento de Burgos ponga problemas para su ocupación, publicada en un anuncio en el Boletín Oficial del Estado hace dos semanas. Con ello, el Ministerio de Fomento podrá empezar a trabajar sobre el terreno para dar cumplimiento a la declaración de emergencia adoptada en el Consejo de Ministros, y a partir de ahí solventarlo en el menor tiempo posible. Porque a la vista del "grave peligro existente", no es algo en lo que debieran demorarse.

Un pozo sin fondo de arreglos constantes

Pese a su juventud, pues la mayoría de los tramos no tienen más de 15 años y algunos solo 5 (como ocurre precisamente con el enlace hacia León), la circunvalación de Burgos ha dado problemas durante los últimos años en varios puntos de su recorrido. Su arreglo se ha llevado por delante millones de euros y no pocos quebraderos de cabeza de los conductores que lo sufren a diario y de los técnicos encargados de buscar soluciones.

En la campaña de asfaltado de 2019, por ejemplo el Ministerio de Transportes tuvo que gastarse 1,7 millones de euros en reasfaltar los kilómetros 24 a 26 de la BU-30 y entre el 247 y el 252 de la A-1. Entre todos ellos conforman la ronda de la capital burgalesa en la zona más cercana a Villafría, un tramo que ya se llevó 200.000 euros tres años antes. Cerca de allí, en la rotonda de salida hacia la carretera de Poza, también hubo que arreglar importantes baches en el verano de 2020. Y de vuelta al tramo noroeste, antes del surgimiento de las grietas entre los kilómetros 12 y 13 surgieron problemas de asentamiento en la cara exterior de los muros de un paso superior sobre el Camino de Santiago y la carretera que comunica con Villalonquéjar, que se manifestaron en 2018. Después sucedió en los kilómetros siguientes, con baches y grietas que llegaron a limitar la velocidad a 60 kilómetros por hora, hasta que se sustituyó el asfalto. Ahí no se han reproducido pero las patologías se mudaron.