El regalo del calor

Angélica González
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Dos voluntarias visitan a diario a unas trillizas prematuras nacidas hace menos de un mes en el HUBU, y cuya tutela tiene la Junta, para sostenerlas sobre su piel. Es el denominado método canguro, con innumerables ventajas para la salud del bebé

Imagen de archivo de un recién nacido. - Foto: Patricia

Se le iluminan los ojos, sonríe y, sin querer, se le escapa un suspiro cuando habla de ellas. Son tan diminutas y tienen una apariencia tan frágil que no solo pone todo el cuidado del mundo a la hora de cogerlas y de colocárselas bajo la blusa y sobre el pecho sino incluso a la hora de elegir las palabras -«son preciosas»- con las que se refiere al rato que pasa a diario en la Unidad de Neonatología del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) dándoles calor. No es su madre. Es una voluntaria que no se lo pensó dos veces cuando le llamaron para proponerle hacer de 'mamá canguro' de las trillizas que nacieron hace menos de un mes de forma prematura, que es como con mucha frecuencia terminan los embarazos triples.

Ella y otra compañera -ambas con una dilatada experiencia profesional en el cuidado de niñas y niños- pasan a diario por allí a dedicar un par de horas a estas criaturas cuya tutela tiene la Junta de Castilla y León. No quieren conocer los detalles pero intuyen una historia dura detrás del nacimiento de las pequeñas. En cualquier caso, están seguras de que esa madre sabía que allí iba a encontrar el mejor lugar para sus hijas, que ahora y de la mano de estas generosas mujeres y del cuidado de pediatras y enfermeras expertas en neonatos, están saliendo adelante. «Ya se alimentan con biberones de leche materna que otras mujeres han donado -y aprovecho para animar a que se haga- y poco a poco se les va notando que van cogiendo peso, que tienen más papitos», cuenta una de ellas con mucha emoción. Añade la otra que aunque al principio no pasaban del kilo se aferraban con mucha fuerza a su dedo. «Suelo estar con una de ellas -cada día una o la que me dicen las enfermeras- y le hablo bajito, le digo lo que se me ocurre y así pasamos el rato». Su compañera, que les pone nanas a través del móvil, dice que son «unas leonas» y que está segura de que van a tener mucha suerte.

El método 'canguro', también llamado 'piel con piel', solo tiene ventajas para los recién nacidos y más, incluso, si, como en este caso, son prematuros y aunque no se lo esté proporcionando su madre biológica. Así lo explica la matrona Begoña Gil, ya jubilada, pero que fue quien lo implantó a mediados de los años 90 en el viejo Hospital General Yagüe. Ella venía de formarse y trabajar en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, «donde las cosas estaban algo más avanzadas», y poco a poco fue venciendo resistencias para que se dejase de trabajar 'a la antigua' separando a las madres de sus hijos nada más nacer para pasarles a los nidos y lavarles «y hasta peinarles, que yo lo he visto». Por eso, quienes parieron en esa época tuvieron ya el privilegio de tener a sus recién nacidos sobre la piel en el justo momento de nacer.

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