Una ducha de 80 metros cuadrados

F.L.D.
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Las inspecciones han desvelado diferentes irregularidades, como la declaración de menos espacio del que se va a modificar

Una ducha de 80 metros cuadrados - Foto: DB

La alta demanda tras la pandemia, la inflación disparada y la escasez de materias primas ha duplicado -y hasta triplicado-, el precio de la reforma en una vivienda. Para muestra un botón: si hasta hace poco tirar un piso de 100 metros cuadrados para darle un aire diferente costaba alrededor de 50.000 euros, actualmente esa misma obra se ha disparado hasta los 100.000, según han reconocido los empresarios del sector. Los clientes intentan ahorrar de cualquier partida y hay quien opta por hacerlo de manera irregular. Un ejemplo es declarar ante el Ayuntamiento menos espacio del que realmente se va a reformar para así pagar menos impuestos de licencias.  

Esto ha dado lugar a que en las diferentes inspecciones que ha llevado a cabo la Unidad Administrativa de la Policía Local (UPAD) se hayan descubierto fraudes realmente bizarros. «Entramos en una vivienda donde el responsable había declarado un cambio en el plato de ducha. Al llegar, vimos que el piso estaba completamente derruido», cuenta el subinspector de esta sección, Carlos Jiménez, quien añade que este tipo de irregularidades son bastante frecuentes. 

Porque la diferencia de precio varía considerablemente en función de los metros que se reforman. El impuesto que debe pagar el promotor de una obra en una vivienda supone aproximadamente el 3,5% del presupuesto total. «Cambiar una bañera por un plato de ducha puede costar unos 200 euros en impuestos, pero tirar todo un piso de 80 metros cuadrados a lo mejor supera los 1.000», plantea Jiménez. 

Habrá a quien le salga bien la jugarreta, pero desde Policía Local advierten de que tienen muchas vías para detectar la ilegalidad. La primera la propia sección municipal de Licencias, la cual puede detectar algunas extrañezas en el expediente y ponerlo en conocimiento de los agentes. La segunda la proporcionan los vecinos, que son quienes les ponen sobre aviso la mayoría de las veces. «En el momento en el que una obra dura más de lo habitual, ya nos indica que probablemente haya algún tipo de irregularidad», señala. 

Otra de las infracciones más repetida es la modificación de las ventanas exteriores, las cuales se deben ajustar a la estética de la fachada y en algunos casos esta normativa se incumple. Lo mismo ocurre con los cerramientos de terrazas. «Se han llegado a paralizar obras cuando ya estaban colocadas e incluso han tenido que modificarlo», advierte el subinspector. 

Es más, estos dos tipos de fraudes se han llegado a entrelazar. Así, cuando la Policía Local ha inspeccionado una obra de reforma tras una denuncia por incumplimiento del acuerdo comunitario sobre carpintería exterior, se ha encontrado con que la reforma iba más allá de un simple cambio de ventanas. 

Pero ojo, que no solo los particulares cometen infracciones. El cuerpo municipal ha detectado en los últimos meses, sobre todo este verano, algunas obras ilegales en comunidades de vecinos. Así, hace unos días levantaron acta de denuncia a un individuo que había vaciado los radiadores de un edificio y vertía aguas fecales en una zona no indicada.