Enfermar y morir sin nadie cerca

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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De igual manera que han crecido las viviendas con una persona se han disparado los rescates que hacen los Bomberos por indisposición o fallecimiento. «A veces, nos avisan los vecinos por el olor», dice el jefe, Miguel Ángel Extremo

Imagen de archivo del rescate de una anciana en su piso, en la calle San Juan. - Foto: T.A.

El imparable aumento de los hogares unipersonales ha hecho crecer también la peor parte de este estilo de vida: la que protagonizan quienes enferman y mueren sin nadie cerca. Solo hay que echar un vistazo a los datos del servicio de Bomberos del Ayuntamiento de Burgos para ver cómo el rescate de personas con alguna dolencia que se encontraban solas en sus casas no cesa de crecer desde el año 2009. En aquel momento fueron 37 los enfermos auxiliados y 9 los casos de fallecidos que tuvieron que trasladar. En 2020, 263 y 20, respectivamente. El jefe del servicio, Miguel Ángel Extremo, afirma que en el año de la pandemia se incrementó bastante y que las cifras de este 2021, aún sin cerrar, serán algo más bajas. En cualquier caso, se trata de un aumento exponencial, signo de los tiempos.

Los avisos les llegan de muy variadas formas. El 'medallón' de Cruz Roja, el servicio público de teleasistencia que gestiona la ONG, es una de las más frecuentes. La persona es contactada por los voluntarios de la entidad y si explica que se siente mal y no tiene a nadie que le pueda acompañar, son los bomberos quienes colaboran en el traslado al hospital. En el caso de los fallecimientos, siempre hay un vecino que comenta que a Fulano hace tiempo que no se le ve, que ya no baja a por el pan... «En los peores casos, nos avisan por el olor que sale de la casa», indica Extremo, que sabe que sus profesionales siempre toman buena nota de lo que ven en esos domicilios  a los que acuden en caso de enfermedad o fallecimientos para informar a los servicios sociales municipales por si tuvieran que intervenir, lo que ocurre muchas veces.