Tradicionalmente, el segmento de vehículos de ocasión o de segunda mano no representaba la parte más destacada de la actividad de los concesionarios burgaleses. El grueso de las ventas se centraba en los vehículos nuevos, recién salidos de fábrica y que se matriculaban una vez el comprador se decidía por uno u otro modelo. Sin embargo, la pandemia y todos los problemas que se están derivando desde el estallido de esta -falta de microchips o encarecimiento de las materias primas- provocan que este departamento esté ganando ahora muchos enteros.
En los diez primeros meses del año, la venta de vehículos de segunda mano -que han tenido varios propietarios- o de ocasión -seminuevos con menos de 15.000 kilómetros- cuadruplica a la de los nuevos. Entre enero y octubre en Burgos se han cerrado 2.930 compraventas de turismos y todoterrenos sin matricular hasta el momento, mientras que las operaciones con automóviles usados alcanzan las 11.383. Esta relación, casi de uno nuevo por cada cuatro de segunda mano o seminuevos, es considerablemente elevada en relación a lo que viene siendo habitual para el mercado. «Antes la proporción era de dos a uno o incluso de tres a uno, pero nunca tan alta», asegura Carlos Arce, presidente de la Asociación de Concesionarios de Burgos (Aconauto).
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