Joyas ignotas del románico

S.F.L.
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La ermita de Nuestra Señora del Valle de Monasterio de Rodilla alberga un conjunto de ciborios -elementos que coronan un altar- del siglo XIII únicos en España y Europa por su buen estado y conservarse en su lugar de origen

Joyas ignotas del románico - Foto: JUSTIN KROESEN.

En uno de sus viajes múltiples viajes a España promovido por su pasión al arte religioso, un holandés, vecino de Noruega y explorador empedernido del patrimonio sacro del continente europeo tropezó con las complejas singularidades de la ermita de Nuestra Señora del Valle de Monasterio de Rodilla. Justin Kroesen, Catedrático de historia cultural en la Universidad de Bergen y conservador de la colección de arte religioso de su Museo Universitario, redactó su tesis doctoral sobre el retablo medieval en España.

A través de sus «colegas» de Templa (equipo de estudios medievales) contactó con la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campoo, y en 2013 publicó su primer artículo relacionado con ciborios, elementos arquitectónicos consistentes en un baldaquino que corona un altar.

Sus estudios le permitieron descubrir que uno de los aspectos más interesante en el templo burebano es que es el único de los miles que ha visitado en el que encontró la combinación de dos ciborios arquitectónicos con pequeños ábsides en el muro lateral, porque los altares están debajo no solo cubiertos por tales elementos sino parcialmente dentro de pequeños ábsides, lo que significa una combinación de varias soluciones.

«Son muy pocas las iglesias con conjuntos de dos ciborios tardorrománicos tan bien conservados y que se mantienen en su lugar de origen. En España sólo conozco dos más: la situación en la iglesia de La Magdalena, en Zamora, me resulta bastante parecida a la de Monasterio, pero allí no hay gablete, ni absidiolos y los arcos cuentan con menos decoración. En San Juan de Duero, en Soria,   no tienen nada que ver puesto que son modelos cuadrados con bóvedas de crucería», explica el especialista de la arquitectura y el arte de la Europa medieval.

La espera hasta 2018 para mantener un encuentro con la ermita se hizo cuesta arriba, más con las ganas que el neerlandés mostraba por visualizar los ciborios. Hubo un primer intento en 2015 pero cuando acudió al lugar la puerta del inmueble se encontraba cerrado y nadie del municipio le pudo ayudar. «Pregunté hasta en el Ayuntamiento y me quedé con las ganas de entrar, pero mi interés por este conjunto único en España y en Europa me hizo regresar una vez más», declara.

Para el experto resulta complicado explicar la exclusividad que la ermita alberga en su interior y asegura que no tiene la respuesta. «En la gran mayoría de iglesias se suprimieron tales estructuras  pero en esta no. Ante este misterio nada puedo aportar. Supongo que será cuestión de superviviencia pero lo que sí tengo claro es vale la pena conocer el templo porque se trata de un conjunto realmente singular. En las guías de turismo de Michelín tienen varias categorías y esta merece la pena mencionarla porque no hay otra iglesia que me conste que encontremos ciborios así», aclara.

Después de las dos visitas a Monasterio, Kroesen subraya la rareza de este conjunto de piezas románicas situadas frente a frente en el lado norte y en el sur de la nave. «Por mi profesión daba por hecho que el término ciborio es común entre los mortales, pero soy consciente de que no es así», confiesa. En las conferencias que imparte en países de toda Europa, como en II Curso del Románico y Liturgia impulsado por la Fundación Santa María la Real, intenta exponer a los alumnos con la mayor claridad la descripción de estos elementos arquitectónicos. «Son como pequeños templos que se construían para resaltar de alguna manera la importancia de los altares en el espacio, y tienen varias formas.

En el caso de la estructura de los de Monasterio, llama la atención porque se encuentran pegados a los muros laterales y se combinan con absidiolos o nichos. De esa combinación no me consta ningún paralelo en España ni en Europa. La solución de marcar un altar lateral mediante baldaquinos murales también lo he observado en la catedral de Lund (Suecia) y en una o dos en Alemania. También hay que destacar que en Monasterio la presencia de los ciborios quede señalado en el exterior de la iglesia mediante arcos decorados construidos dentro del muro. Todo apasionado del románico debería conocer esta joya», apostilla.