Antonio Rodríguez es un traumatólogo residente de quinto año que desempeña su trabajo en el HUBU. Antes de que estallara la crisis del coronavirus, compaginaba sus obligaciones profesionales como médico con las de árbitro asistente en Segunda B -anteriormente estuvo en Segunda División-. En estos momentos se centra en su labor sanitaria. Sigue teniendo actividad asistencial, aunque una vez concluida se dedica a ayudar a sus compañeros en todo lo que esté a su alcance. Quiere dejar claro que se encuentra en «segunda línea» y ensalza el gran trabajo que están realizando los cuatro servicios que están trabajando más y con mayor riesgo: «Anestesia, UCI, urgencias y medicina interna». Asegura que su experiencia como colegiado  le sirve de ayuda en todos los ámbitos de la vida, aunque está convencido de que ahora tiene aún un mayor valor.«Como en el arbitraje, hay que tomar decisiones difíciles incluso con dudas», responde

¿Cómo vive un profesional  de la sanidad lo que está ocurriendo?
Son días complicados porque son jornadas de mucho trabajo, de mucha incertidumbre por lo que pueda pasar mañana. Las estadísticas de los epidemiólogos nos permiten ver un poco el futuro, pero nunca se sabe. Vamos mirando un poco lo que va pasando en Italia, que es nuestra referencia para saber cuándo va a cambiar la dinámica y va a ir hacia abajo. Es lo que todos estamos esperando.

¿Tu experiencia personal como colegiado te ha servido de ayuda?
Ser árbitro nos viene bien para todas las facetas de la vida, pero quizás en estas situaciones complicadas más. Ahora  tenemos que tomar decisiones difíciles o intentar mantenernos serenos ante lo que viene. Es algo que también experimentamos en el arbitraje.

(La entrevista completa, en la edición impresa de Diario de Burgos de este viernes o aquí)