Fórmula magistral: a la manera de los antiguos boticarios

ANGÉLICA GONZÁLEZ
-

La Sociedad Española del Medicamento Individualizado premia un trabajo del farmacéutico Tomás Abascal -firmado conjuntamente con Irene Rodríguez y Gloria Gadea-, que ha creado un sistema de mejora de adhesión a un tratamiento contra la alopecia

Tomás Abascal, con las cápsulas que produce en su laboratorio. - Foto: Alberto Rodrigo

Parece, a simple vista, un asunto menor, y es cierto que da lugar a muchos comentarios humorísticos, pero la verdad es que la alopecia supone un problema de entidad para muchas personas por diferentes razones y por ello acuden al médico especialista, que habitualmente es el dermatólogo, a intentar solucionarlo. El farmacéutico Tomás Abascal recordaba en su trabajo Fórmula magistral de minoxidil y dutasteride en un sistema de doble encapsulado que España es el segundo país del mundo con más problemas capilares que afectan tanto a hombres (en mayor medida) como a mujeres. Esta comunicación científica ha sido premiada en el Congreso Internacional del Medicamento Individualizado, que es como se llama a la formulación magistral, que puede definirse de una forma coloquial como la manera de elaborar medicamentos específicos para una persona que no encuentra en el mercado un fármaco para una necesidad concreta.

En la investigación, Abascal y sus compañeras, Irene Rodríguez Santamaría y Gloria Gadea, explican los pasos seguidos para conseguir colocar dentro de una sola cápsula estos dos principios activos que han resultado tener efectos positivos contra la calvicie aunque no fuera ese su primer objetivo. En el caso del minoxidil, su función era controlar la hipertensión, y en el del dutasteride, actuar en la mejora de la hiperplasia benigna de próstata, pero en ambos se advirtió de que su uso provocaba como efecto secundario el crecimiento del cabello. 

Al incorporar ambas sustancias en la misma gragea se ayuda a los pacientes a tener una mayor adherencia al tratamiento, que es lo que se persigue cuando se prescribe un fármaco: «Al igual que para todos los tratamientos el cumplimiento de la pauta prescrita es fundamental para obtener resultados y, así, cuanto menor sea el número de cápsulas que hay que tomar mayor será la adherencia. Con este sistema de doble encapsulado, que es meter los dos principios activos en solo una cápsula, se mejora esa adherencia al reducir la toma de dos a una», explica el boticario, que bromea con la aparente contradicción de crear un fármaco contra la alopecia siendo él completamente calvo, una circunstancia que lleva, asegura, sin ningún problema. 

Abascal, con Marisa Manzanares (izda.) y Gloria Gadea. Falta Irene Rodríguez, también firmante del trabajo premiado en el congreso.sAbascal, con Marisa Manzanares (izda.) y Gloria Gadea. Falta Irene Rodríguez, también firmante del trabajo premiado en el congreso.s - Foto: Alberto Rodrigo

Según su experiencia, son cada vez más las personas que consultan por alopecia o caída del cabello, sobre todo hombres jóvenes «aunque también hay mujeres» y parece que la combinación de estos dos fármacos va bastante bien: «No vamos a decir como en el Oeste que el crecepelos hacía milagros pero lo que nos dicen los pacientes es que funciona bastante bien». Abascal, formado en la Universidad de Salamanca y que durante una década desarrolló su profesión en el medio rural, cuenta que siempre ha sentido pasión por la farmacia formulista porque dice que le retrotrae al inicio de su profesión, a  «las esencias», a cuando las boticas eran el único espacio de fabricación de remedios.

Aunque solo hay cinco farmacias burgalesas que están asociadas a la Sociedad Española del Medicamento Individualizado, de la que Abascal es vocal, todas están obligadas a dispensar una fórmula magistral si la solicita un paciente mediante receta médica, por lo que las boticas que no las hacen se las solicitan a otros colegas y las sirven sin que la persona tenga que buscarla de farmacia en farmacia. 

«Son muchas las causas por las que una persona puede necesitar una fórmula magistral: porque no hay en el mercado lo que necesita, porque es alérgica o intolerante al excipiente que lleva un medicamento que deber tomar, porque la dosis que le indica su médico no está en los fármacos industriales,  porque esa medicina ha dejado de hacerse o porque, directamente, no existe esa fórmula farmacéutica como ocurre con el omeprazol para niños, que es la razón por la que nosotros hacemos mucho en jarabe», explica Tomás Abascal. De hecho, Dermatología y Pediatría son  las dos especialidades que precisan más fórmulas magistrales.

De su laboratorio salen al mes más de un centenar de medicamentos a la medida en todos los formatos -píldoras, cápsulas, jarabes, cremas, geles, óvulos, supositorios, enemas, sticks...- y también placebos, sustancias sin actividad farmacológica pero que puede tener un efecto terapéutico si el paciente cree que sí, y que, en ocasiones, son prescritas por los médicos.