Antes de las nueve de la mañana, las familias ya esperaban a las puertas del colegio público Juan de Vallejo. Los nervios del primer día no dejaban de estar presentes, aunque la incertidumbre por la pandemia que marcó el inicio del pasado curso académico se había diluido.

Las mochilas convivían con las mascarillas y los protocolos de entrada por puertas diferenciadas dependiendo de los cursos. Los más pequeños se apegaban a sus padres, aunque otros se mostraban ansiosos por volver a ver a sus compañeros. Las filas, marcadas con el nivel y la letra del grupo, aguardaban la llegada de los escolares, donde les esperaban sus profesoras. Iban accediendo por orden al centro, mientras desde el exterior los padres y madres miraban con atención a sus hijos.

Con la entrada ya finalizada, la directora, Beatriz Torres, aseguraba que este regreso a las aulas nada tiene que ver con el de hace un año, cuando los protocolos eran nuevos y, aunque estuvieran bien organizados, siempre quedaba la duda de saber cómo iban a funcionar. Con esta experiencia ya adquirida, la llegada de los alumnos transcurrió con normalidad. No obstante, la responsable educativa quiso mostrar su malestar por el hecho de no poder utilizar cuatro clases debido a la tardanza del Ayuntamiento en acometer la pintura de las mismas.