Jornada negra de nuevo para la provincia, donde ayer fallecieron cuatro personas por la enfermedad del coronavirus o, al menos, con un positivo confirmado en el momento del fallecimiento. Desde el comienzo de la pandemia, han perecido en los hospitales de Burgos 874 enfermos a causa de la covid (o, de nuevo, con un diagnóstico positivo). La mortalidad está reflejando ahora lo peor de la sexta ola, con 47 fallecidos en enero; parte de ellos usuarios de residencias de ancianos que, al complicárseles la infección, fueron trasladados a un centro sanitario y murieron allí. Ahora es excepcional que los usuarios de los geriátricos con formas graves de covid fallezcan en sus instalaciones.

La buena noticia está, otra vez, en los datos sobre la situación epidemiológica. La Junta notificó ayer 950 contagios nuevos, que son casi mil menos que los declarados hace dos semanas, lo cual garantiza otro desplome en la incidencia acumulada en catorce días. En la tasa relativa a la última semana el descenso ya es más lento.