La estampa de un campo teñido de lavanda es una imagen que cada vez está más cerca en Santa Gadea del Cid. La iniciativa tiene su impulsor en el monasterio de El Espino, donde se ha puesto en marcha el granero de San Francisco, donde se ubica la destilería. En ella se invirtieron cerca de 300.000 euros aunque también había que conseguir que los agricultores de la zona apostaran por esta planta aromática. La respuesta es positiva por lo que en los próximos años esperan llegar a 80 hectáreas plantadas, de las que se tienen diez y el próximo año "podremos llagar hasta las 25 hectáreas", afirma Koldo Madariaga, uno de los promotores de la iniciativa.
Con esta superficie cultivada el próximo año se estaría muy cerca de consolidar el proyecto, puesto que la cifra que se han planteado para conseguir este hito son las 30 hectáreas. Por parte de los responsables se remarca que se tiene que "trabajar a un año vista", puesto que los esquejes que se quieren plantar en 2021 se tienen que pedir ahora, principalmente a productores de Guadalajara, aunque este año se ha tenido que hacer un pedido también a Francia porque en el último momento se amplió algo más de lo esperado la superficie.
En base a esta previsión, en la próxima siembra se duplicará lo que se tiene hasta este momento. La intención hasta llegar a las 80 hectáreas es seguir el ritmo de estos años, con lo que llegaría a las 800.000 plantas, puesto que en cada hectárea entran 10.000 lavandas.
Esto se conseguirá con los agricultores de la zona, puesto que la intención es "no alejarnos mucho del entorno" de Santa Gadea, lo que hará que sea más rentable "al evitar desplazamientos". Además se remarca que este es un cultivo nuevo y que ayuda a diversificar lo que existe en la zona, con un gran protagonismo para el cereal. Ese cambio de explotación "supone un cierto riesgo pero, según han conocido el tipo de planta y el compromiso nuestro de la compra de la lavanda para destilar, sí que hemos encontrado interés".
Aquí es donde está otra de las patas del proyecto puesto que será en el granero de San Francisco donde se saque todo el jugo a esta hierba. Este mismo septiembre se harán las primeras destilaciones, "que convertirán a Santa Gadea del Cid en pionera del cultivo de aromáticas en esta zona del país". Este paso se dará con lo que se recolecte de cuatro hectáreas, aunque con el paso de los años se conseguirá un mejor rendimiento por el crecimiento de la propia planta.
El último punto sería la venta del extracto, un proceso que afirman está regulado en mayoristas que compran la destilación y ellos son los que lo destruyen. "Lo que saquemos estaría vendido, algo que en el campo pasa mucho, aunque luego el problema estaría en el precio", apunta Madariaga, aunque por el momento no se oculta que es una producto que "se está vendiendo bien".
Al margen del desarrollo para la agricultura y la industria vinculada, este producto también añade un potencial turístico que se apoya desde El Espino con iniciativas culturales. En este sentido, se tiene el ejemplo de Guadalajara, donde sus campos de lavanda atraen a un buen número de visitantes.