Cara y cruz. Con pocos días de diferencia, el Ayuntamiento de Castrillo de la Vega ha aprobado derogar el conocido como cheque bebé de 1.000 euros que entregaba desde hace cuatro años, mientras que el de Sotillo de la Ribera ha optado por implantar esta misma medida.
En el primer caso, la alcaldesa castrillense, Florence Amar, explica que la ordenanza fiscal para el fomento de la natalidad "no logra el propósito que tenía de hacer que vengan más niños al pueblo". De ahí que la corporación municipal haya decidido invertir ese dinero en servicios como la guardería, el colegio o actividades para los más pequeños. En su opinión, se trata de "una forma más útil para atraer nuevos habitantes que dar una ayuda puntual. No eliges el pueblo donde te vas a ir a vivir en base a esto, sino a los servicios que te ofrece la localidad".
Por ahora, en el Ayuntamiento de Castrillo de la Vega, con cerca de 650 empadronados, no han concretado a qué proyectos destinarán la partida que desde 2017 entregaban a las familias que tuvieran hijos. El año pasado, por ejemplo, reformaron el suelo de la guardería. Y, según explica Amar, siempre se puede invertir en el mobiliario urbano que utilizan los niños. En la actualidad, la guardería cuenta con seis alumnos, a los que se suman alrededor de 50 en el Colegio Rural Agrupado Riberduero. Servicios que favorecen la conciliación de vida laboral y personal a los padres y que, a su juicio, pueden resultar decisivos a la hora de instalarse o no en un pueblo que en estos momentos "es muy dinámico y cuenta con bastante gente joven", como subraya su alcaldesa.
Los cheques bebé, de 1.000 euros, se empezaron a entregar hace cuatro años en Castrillo de la Vega a todas aquellas familias que cumplieran con requisitos como que uno de los padres estuviese empadronado o que las parejas se comprasen una vivienda como residencia habitual, siempre con el objetivo de que la localidad ganara población, especialmente jóvenes.
1.000 euros en cinco años. Una decisión que contrasta con la tomada en Sotillo de la Ribera, donde ya está lista una convocatoria a la que podrán acogerse los padres y/o madres ya sea por nacimiento o adopción de niños que residan en el municipio ribereño.
Se trata de una ayuda que tiene por finalidad fomentar la natalidad y, con ello, contribuir a fijar más población. Así las cosas, cada nacimiento o adopción tendrá una recompensa de 1.000 euros, distribuidos a lo largo del quinquenio en cantidades de 200 euros anuales. Su alcalde, Manuel Callejo, detalla que se concederá con efecto retroactivo a los nacidos desde el 15 de junio de 2019.
Asimismo, desde el Consistorio sotillano indican que si los niños tienen algún tipo de discapacidad reconocida oficialmente igual o superior al 33% se otorgará una ayuda extraordinaria de 500 euros (100 euros anuales en el quinquenio).
Callejo es consciente de que estas subvenciones a la natalidad "no son un criterio definitivo, pero sí una ayuda más para que los jóvenes se puedan quedar en Sotillo en lugar de irse a vivir a Aranda". Por ello, esta partida no deja de ser un elemento más dentro de una serie de iniciativas municipales encaminadas a ganar población en un municipio que, junto con Pinillos de Esgueva, suma alrededor de 500 empadronados.
Su alcalde concreta que tratan de favorecer "en todo lo que podemos" tanto la guardería, como el colegio y el servicio de comedor escolar. En su opinión, "son los pilares de la promoción que estamos llevando a cabo para que las familias se instalen en Sotillo. Es un conjunto de circunstancias, en las que se incluye la lucha por mantener los consultorios médicos abiertos y con citas presenciales".
A ello se suma que próximamente pondrán en venta tres parcelas municipales, una iniciativa enfocada especialmente a que los jóvenes puedan construirse una vivienda. Después, sacarán otras seis. Finalmente, Callejo no se olvida del "buen ambiente" que reina en el pueblo y que esto sí puede ser decisivo para sumar habitantes.