El coste del servicio de recogida de basuras y limpieza de los espacios públicos en Aranda de Duero será de 30,4 millones de euros en los próximos 10 años. Una cantidad ligeramente inferior al anterior contrato, que se adjudicó a Urbaser en 2010 por un valor de 3,06 millones anuales, y que ahora está todavía en vigor después de que se aprobase hace un mes la continuidad durante un máximo de 9 meses, a la espera de que se pueda completar el nuevo proceso de licitación en este plazo. Aunque la diferencia económica es mínima, el ámbito de actuación de este contrato ha aumentado con la inclusión de las nuevas zonas urbanizadas a lo largo de la última década, como el sector Centro Cívico, o espacios como el polígono industrial Prado Marina.
Junto a este incremento en el número de calles en las que tendrá que actuar este servicio, el pliego de condiciones para la contratación incluye la posibilidad de implantar el quinto contenedor de recogida selectiva «con el objetivo de aumentar el reciclado de la materia orgánica, principalmente para su aprovechamiento como compost», partiendo de residuos alimentarios y de cocina de hogares, oficinas, restaurantes, mayoristas, comedores, servicios de restauración colectiva y establecimientos de consumo al por menor. Esta medida busca conseguir que el 50% del peso de los residuos domésticos y comerciales que se generen en la ciudad se puedan destinar a la reutilización y el reciclado.
Esta novedad en el sistema de recogida de residuos se podrá implantar según defina la futura empresa adjudicataria, que tendrá que marcar en su oferta la fecha de inicio o las etapas para ponerlos en marcha, el número de contenedores y su ubicación por toda la ciudad. Sin embargo, esta prestación podría modificarse o sustituirse por alguna otra, ya que el pliego todavía deberá obtener su aprobación por el pleno del Ayuntamiento arandino antes de comenzar el proceso de licitación.
Lo mismo sucede con la posibilidad de la implantación de un sistema de retorno de envases, de cara a intentar favorecer los principios de la economía circular, articulando acuerdos con determinados comercios. Para ponerlo en marcha, la empresa tendrá que hacer un estudio, incluyendo sondeos y encuestas entre las empresas y la población, y siempre será el Ayuntamiento quien tenga la última palabra.
Otra de las obligaciones que contraerá la empresa que se haga con este contrato para los próximos 10 años es la de disponer de los suficientes contenedores para la recogida selectiva, tomando como base que ahora hay en torno a 1.232 unidades, de las que algo menos de la mitad (608) son de resto, que tendrán que lavarse mensualmente del 1 de septiembre al 31 mayo y dos veces al mes entre junio y agosto.
En cuanto a la plantilla, se fija un número mínimo de trabajadores de 52, similar al actual equipo que presta este servicio en la capital ribereña, que tendrá que atender las necesidades de barrer, baldear, eliminar pintadas, retirar hojas, mantener las alcantarillas despejadas o realizar limpiezas especiales en días festivos o con mayor aglomeración de gente, más allá de la recogida selectiva de residuos. La empresa que quiera hacerse con este contrato público, deberá tener en cuenta la necesidad de contar con un parque móvil para realizar estas labores, además de 42 elementos de maquinaria para la limpieza de los espacios públicos y 62 para la recogida de residuos, sin incluir los contenedores.