San Antón saca lustre a sus joyas

P.C.P. / Miranda
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La Junta entrega a la Cofradía dos tablas rehabilitadas por Batea y Fénix, que en vez de regresar a la ermita irán al Museo de los Faroles

Rosa Tera explica a las autoridades su trabajo en la tabla. A la derecha, el también restaurador Óscar García. - Foto: Jesús J. Matías

Cuando algo se quiere con locura, se termina por aceptar la renuncia y dejarlo partir con el anhelo de un futuro mejor. Así les ocurre a los cofrades de San Antonio Abad, que han tenido la generosidad de permitir que las dos tablas más valiosas de la ermita no regresen a ella, precisamente cuando más dignas son de admirar.

Y lo son gracias a la colaboración  de la Junta de Castilla y León, con «pequeñas intervenciones» en importe -apenas 7.000 euros entre las dos tablas y el estandarte- pero no por ello con «menos valor», tal y como destacó el delegado territorial, Roberto Saiz, en la devolución de estas joyas a la Cofradía, que a partir de ahora las conservará en el Museo de los Faroles, en pleno centro de Miranda.

Rosa Tera, de Batea, y Óscar García, de Fénix, explicaron las intervenciones que han realizado en los óleos que representan la Anunciación y la Última Cena, respectivamente. Ambas son una rareza, por la madera de roble español, lo que inclina a los expertos a pensar que pudieron formar parte del mismo retablo renacentista. Sin embargo, no se conserva documentación que dé ni siquiera una pista de dónde pudo estar o quién lo pudo pintar. «En el libro de cuentas no figura nada», confesó José Francisco Pérez González, mayor de la Cofradía, quien apunta a la posibilidad de que el artista procediese de Santa Gadea del Cid, donde en aquella época estaba el «centro neurálgico» de la comarca. 

Pérez tuvo un bonito recuerdo para Jesús Ruiz de Dulanto, además de invitar a su mujer y a su hijo a la presentación. «Fue el primero que vio que esto tenía algún valor», explicó, y dio pie a contactar con una catedrática del País Vasco que les asesoró. «Creo que Miranda tiene bastante patrimonio, cositas pequeñas en las que hay que ir indagando», apuntó para avisar al delegado de la Junta de que van a tratar de que les ayuden en esa tarea, porque son «una cofradía pobre», con el número de socios limitado y cuotas de entre 6 y 10 euros (...).

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