Qué ganas tengo de poder hablar en esta columna de reflexiones inspiradas en el conocimiento de otras culturas, de paisajes lejanos, de eventos inolvidables… Pero no, sigo aquí, como el resto de castellanos y leoneses, encerrada entre las cuatro paredes de esta Comunidad, y con numerosas restricciones. 
Admito que el último culpable de todo es el coronavirus. Sin embargo, la Junta tampoco ayuda a que la situación sea más predecible y llevadera. Este lunes me dio la risa cuando escuché decir al Sr. Igea que quiere «…establecer estos criterios de tal manera que seamos lo más previsibles posible para que los ciudadanos y los sectores sepan a qué atenerse». Ay, si no hiciera más que eso, ¡cuánto avanzaríamos! Tres días antes había asegurado que la clave para comenzar la desescalada en cada provincia sería una ocupación de las UCI por pacientes de covid menor al 25%, señalando así mismo la fecha de este lunes como principio del proceso. Pues bien, este lunes, el criterio indispensable se transformaba en un máximo de 35% de media regional de la misma variable.
¿Y a qué se debe este cambio repentino de criterio? Aparentemente, la única provincia que cumplía el requisito del 25% era Ávila. Ahora bien, en Burgos, el porcentaje también giraba en torno a esta cifra si no se computan los pacientes provenientes de otras provincias, por lo que relajar medidas en Ávila y no hacerlo en Burgos habría sido castigarnos por ser solidarios. Total, que la Junta se ha inventado un nuevo indicador para perjudicar también a Ávila y así evitar envidias. Pues déjenme decirles que no nos consuela. Además, la improvisación y volatilidad de la medida solo añade confusión, ya que el martes ya no era imprescindible, si se escuchaba al consejero de Fomento; pero el miércoles otra vez sí, según afirmaba Mañueco…
Cuando Burgos tuvo malos datos en noviembre, se nos aplicaron medidas más restrictivas que al resto. En esta tercera ola, con las mejores cifras de la Comunidad durante semanas, la Junta ha aplicado el café para todos, modificando continuamente sus criterios. Para la economía, peor que la pandemia es la incertidumbre que siembra diariamente la Junta.