Unas veces son las escaleras mecánicas que dan acceso al entorno de la iglesia de San Esteban y otras el ascensor que sube desde la calle Fernán González a la de Hospital de los Ciegos las instalaciones que se ven afectadas cada dos por tres por actos vandálicos que impiden su funcionamiento continuado. La situación perjudica especialmente a los vecinos del casco histórico alto, que sufren la repercusión en su quehacer diario esperando una solución que en no pocas ocasiones tarda demasiado tiempo en llegar.

 Es lo que están sufriendo desde hace más de 20 días, cuando el elevador dejó de funcionar. El portavoz de la asociación de residentes en esta zona, Francisco Bárcena, explica que el problema se produjo durante una noche en la que derramaron calimocho en la botonadura, lo que provocó que se quemara todo el circuito dejándolo inservible. La factura es mayor que otras veces y asciende a 4.000 euros, lo que está demorando su arreglo por parte del Ayuntamiento e incrementando el hartazgo vecinal.

Bárcena asegura que se trata de un «problema económico», al que se añade la burocracia administrativa y el hecho de que los actos de vandalismo no los cubre el seguro ni tampoco el mantenimiento del ascensor. «Cómo le explico a una persona de avanzada edad y con problemas para caminar que no puede bajar a hacer la compra por una cuestión de dinero», se pregunta en voz alta, recriminando al Consistorio que «no esté preparado para este tipo de averías».

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