Roberto Peral

Habas Contadas

Roberto Peral


Buenos propósitos

26/12/2022

A la espera de que el nuevo año nos devuelva la ilusión de los sueños sin desprecintar, estos últimos días del agonizante 2022 parecen propicios para hacer balance y medir la distancia que separa la ingenuidad de los buenos propósitos que abrazamos en enero de nuestro desmoralizador fracaso de doce meses después: ni hemos dejado el tabaco, ni salimos a correr un par de veces a la semana para ponernos un poquito en forma, y tampoco hemos mejorado nuestro rudimentario nivel de inglés ni pasado de la primera página de En busca del tiempo perdido.

No somos, ni mucho menos, los únicos: el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, el ultraderechista Juan García-Gallardo, acaso dedique esta insólita jornada festiva de San Esteban a rumiar cómo diablos ha podido ocurrir que, después de haber presumido en febrero de un plan de recorte de gastos políticos que iba a convertir la nuestra en una administración modélica en la nación toda, haya resultado al cabo que, según los presupuestos aprobados hace unos días, su vicepresidencia dedica casi 1,2 millones anuales a retribuir a un personal encargado de decidir qué se hace con algo menos de 113.000 euros. No se diría, en rigor, un ejemplo cumplido de gestión, ni un espejo en el que deba mirarse quien aspire a alcanzar un equilibrio mínimamente sensato entre los medios que se emplean en la administración de la cosa pública y los resultados que se obtienen merced a ellos.

Puede, la verdad sea dicha, que García-Gallardo nos salga un pelín caro (entre él y sus tres altos cargos se llevan al bolsillo 300.000 euros anuales), pero nadie negará que resulta bien divertido: sin ir más lejos, el sábado emitió su propio mensaje navideño, una cosa que viste un montón y llama la atención lo justo, en el que clama contra el consumismo y la acumulación material (ejem, ejem) e incluso se atreve a pontificar sobre el verdadero espíritu de estas fiestas. Es al amparo de dicho espíritu que uno, como una de sus buenas intenciones para el año que comienza, se ha propuesto juzgar con algo menos de severidad al prójimo, aunque sabe bien que dentro de doce meses andará de nuevo echando pestes por lo difícil que se lo han vuelto a poner algunos.