Burgos aún comercia 35 millones con Rusia

G. ARCE
-

Las exportaciones hasta octubre han caído un 21% con respecto a 2021, mientras las importaciones locales crecen un 39,4% al país de Putin, que sigue siendo el cuarto proveedor de gas natural de España

Artillería pesada ucraniana actuando la pasada semana contra las tropas rusas. - Foto: Reuters

Después de diez largos meses de guerra en Ucrania, decenas de miles de muertos y un país devastado por las bombas, los misiles y los drones, sorprende que las relaciones comerciales con el invasor, Rusia, sigan aún vivas con Burgos y, por extensión con España en general, y sin visos de extinguirse. Y no son números menores: casi 35 millones de euros hasta el pasado mes de octubre a nivel provincial, cifra que no incluye el gas natural que llega a hogares e industrias, del que el país de Vladimir Putin se mantiene como el cuarto mayor suministrador de España tras Estados Unidos, Argelia y Nigeria.  

Los balances de comercio exterior del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo confirman que el cierre de fronteras a los intereses económicos rusos impulsado por las sanciones internacionales no es tan hermético como podría parecer. Entre enero y octubre de 2022, España exportó a Rusia por valor de 1.121 millones de euros aunque, eso sí, la mitad del mismo periodo de 2021. El capítulo más importante fue el de las máquinas y aparatos mecánicos (199,4 millones), seguido de productos químicos (110,6) y aceites esenciales y perfumería (69,8).

En el capítulo importador, claramente favorable a los rusos, el saldo es de 6.404 millones, 400 más que el pasado año. Les compramos, principalmente, combustibles, nada más y nada menos que 5.635 millones de euros, 600 más que el pasado año. Muy por debajo de la energía están el hierro y acero y los abonos, con 173 y 100 millones, respectivamente, como capítulos relevantes de un largo listado de mercancías.

La economía provincial ha exportado en este periodo bélico por valor de 29,5 millones de euros a los rusos. Sí, es un 20,9% menos que en el mismo tramo temporal del anterior ejercicio, pero sorprende que las importaciones globales hayan aumentado un 39,4% en pleno conflicto, aunque están dando síntomas de congelación en los últimos meses.

Puede que haya un retardo entre el momento en el que se desataron las hostilidades y la ejecución de las operaciones comerciales, pero el caso es que la gran mayoría de las empresas españolas -y también burgalesas- con intereses en Rusia cerraron sus fábricas sine die nada más decretarse el veto a los intereses económicos del país invasor, poco después de que las tropas rusas cruzasen masivamente las fronteras ucranianas.

Rusia esta sometida por parte de la Unión Europea y de una parte importante de la comunidad internacional a sanciones cuyo objetivo es, en la medida de lo posible, debilitarla económicamente y limitar su capacidad de continuar con la guerra. 

Se han inmovilizado bienes y prohibido el movimiento de personas rusas relevantes; se han sancionado a entidades financieras, empresas estratégicas o grupos de comunicación que hacen propaganda a favor del Kremlin. También se penalizan los intercambios comerciales con los sectores financiero, comercial, energético, de transporte, tecnológico y de defensa. Se han limitado las exportaciones e importaciones, la concesión de visados y un largo etcétera de medidas contra el poder de Putin.  

Negocios. Mientras el tronar de bombas y sirenas no cesaba, Burgos exportó 13,3 millones de euros en el capítulo de aceites esenciales y perfumería (un 4,7% más que en 2021); 7,7 millones en productos farmacéuticos y 4,1 millones en caucho y sus manufacturas (neumáticos), lo que supuso descensos del 73,5% y del 6,25%, respectivamente, con respecto al año previo a la guerra.

Rusia nos ha comprado en los últimos meses productos químicos (1,5 millones de euros); máquinas y aparatos mecánicos, aparatos y material eléctrico;manufacturas de cartón; jugos y extractos vegetales;libros; aluminio y sus manufacturas; colas; materiales plásticos; prendas de vestir; productos cerámicos; vehículos;jabones, lubricantes, ceras; muebles y herramientas, entre otras mercancías.

La mayoría de los capítulos aduaneros mencionados acusa descensos significativos con respecto al ejercicio pasado, pero son pocas las casillas que quedan vacías en 2022, lo que confirma que aún existen relaciones comerciales.

Burgos ha comprado en 2022 abonos rusos por valor de 3,4 millones de euros, casi un millón más que en el mismo periodo del pasado año. Esta compra estratégica se formalizó en febrero, justo antes de que se iniciase la invasión de Ucrania, aunque la tensión en la zona era más que evidente. 

El país de Putin es el principal exportador de abonos agrícolas del mundo, gracias al uso masivo de gas para su fabricación. Asimismo, junto con Ucrania, es un gran exportador de cereal y de semillas.

Níquel y sus manufacturas supusieron un millón de euros y por debajo de los 400.000 euros de importe se situaron mercancías como materiales plásticos y sus manufacturas, cereales y semillas oleaginosas (girasol). El resto de capítulos de importación son cantidades muy pequeñas.

Mientras las ventas a Rusia se mantienen hasta octubre, es evidente que las importaciones han ido en descenso desde febrero y en el último mes analizado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo apenas existen.