Muchas industrias se han marcado como límite el año 2030 para dar un vuelco a su proceso de producción y evitar verter a la atmósfera miles de toneladas de dióxido de carbono cada día. Aunque ese plazo para muchas se quedará corto, bien es cierto que cada ejercicio las compañías burgalesas van poco a poco implementando medidas que logran esa ansiada reducción de emisiones sin mermar su actividad.

La pandemia y la ahora acuciante crisis energética ha hecho virar buena parte de las inversiones hacia las renovables. Este hecho ha sido clave para que entre 2019 y 2021 la industria de la provincia haya disminuido su contaminación en un 27%. Así se desprende del último documento elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica, donde se muestra que si bien el curso previo a la covid-19 en Burgos se emitieron 830.222 toneladas de CO2, a lo largo del pasado 2021 esa cifra se redujo notablemente hasta las 593.195. Es más, el número es incluso inferior a los datos registrados a lo largo del año 2020 -fueron entonces 651.867 toneladas-, cuando el sector redujo notablemente su actividad.

La bajada de emisiones no tiene por qué estar relacionada con una menor producción, ya que fue precisamente el 2021, especialmente en el segundo semestre, cuando la economía volvió a tomar la velocidad de crucero antes del estallido de la guerra en Ucrania o el descontrol de la inflación.

(Más información, en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)