"El peatón debe asegurarse al cruzar. La vida es lo primero"

H. JIMÉNEZ
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Entrevista a Félix Ángel García, Intendente Jefe de la Policía Local de Burgos

Félix Ángel García, jefe de la Policía Local de Burgos - Foto: Luis López Araico

Es el Intendente Jefe desde marzo de 2021, aunque oficialmente fue nombrado en agosto, comenzó como agente raso en 1983 con 19 años y desde entonces ha pasado por toda la escala policial. Su llegada a la máxima responsabilidad del cuerpo municipal fue "un sueño cumplido" según confiesa. Hijo y sobrino de policías, está al frente de una sección clave para el funcionamiento de una ciudad con más de 200 funcionarios. Y en las últimas semanas ha tenido que lidiar con cuatro atropellos mortales.

¿A qué achaca la sucesión de atropellos mortales que hemos vivido en las últimas semanas? ¿Tenemos un problema de velocidad en el conjunto de la ciudad?

Es algo que genera una gran preocupación y frustración porque estamos trabajando y no da resultados. No se puede hablar de mala suerte porque parece que evitas la responsabilidad, pero en esos accidentes han coincidido una serie de circunstancias que no han sido la velocidad. El despiste ha sido lo fundamental. Los conductores iban hablando con otros pasajeros, mirando a otro lado aunque había buena visibilidad… Los peatones han caído mal, se han golpeado y han sufrido lesiones fatales. Aun así, está claro que el resultado han sido fallecimientos. Insistimos en que los peatones no deben cruzar la calzada sin asegurarse de que el coche los ha visto, por mucho que tengan preferencia.

Vamos a mantener una reunión con la sección de Tráfico porque la Policía no puede hacer mucho más que aportar ideas. Propondremos por ejemplo que algunas zonas de estacionamiento inmediatamente anterior a los pasos de peatones se eliminen y se sustituyan por aparcamiento de motos, o también podemos reforzar la señalización. Está claro que en los pasos de peatones el peatón tiene preferencia, pero es imprescindible la prevención. Tienen que cerciorarse, asegurar su propia vida, que es lo primero y lo que está en juego. Si hay algún infractor siempre se puede presentar luego una denuncia cogiendo modelo y matrícula, pero para nosotros es imposible que estemos vigilando todos los días y en todos los sitios.

Y si no hay un exceso de velocidad generalizada, ¿por qué vamos a instalar tantos radares nuevos y hablaron ustedes de entre 10 y 20?

Que esos accidentes no sean resultado de la velocidad no quiere decir que no se corra. En las vías 30-50 la gente va bien por el carril de 50 y va excesivo por el de 30. Es más, utilizan el carril de 30 para adelantar. Eso queremos controlarlo más allá de controles puntuales. Porque la solución, como hemos visto en otros sitios, es poner cajas de radares, los tengan luego dentro o no. Que la gente piense que hay un radar y respeten la velocidad. Mi reflexión de todo esto es que si te ponen un elemento disuasorio no infringes. Basta una señal de "zona controlada" y una caja vacía. Ahí la gente frena.

¿Y eso qué le hace pensar a usted? ¿Qué reflexión hace?

Que es triste, porque para que la gente cumpla hay que asustarla. Que no van despacio 'per se', ni cumplen la norma en general. Pero ojo, otra reflexión. No todo el mundo corre ni infringe, son cuatro pero nos fijamos en ellos y resulta que son la excepción. Podemos controlar 2 millones de vehículos en un punto y que caigan 1.000, así que es un porcentaje muy pequeño.

Para bajar la velocidad, ¿no bastaría con colocar más pasos elevados, algo que hasta el conductor más loco respeta?

Sí, pero ahora mismo nuestra normativa municipal no lo permitía y eso se va a cambiar para colocar uno en la calle Madrid o en Martín Cobos.

Un radar bien señalizado puede ser un elemento de pacificación del tráfico, pero cuando se camufla o se esconde, ¿sois conscientes de que se observa como un mero afán recaudatorio?

Yo lo que digo en estos casos es lo siguiente: si no infringes, nosotros no recaudamos. Eso es revertir la carga de la prueba. Ya podría la gente pensar que van a dar en el morro a la Policía cumpliendo siempre, para que no recaudemos nada.

¿Por qué no señalizan expresamente los semáforos espía, como le han pedido los tribunales y el Procurador del Común?

Hemos puesto más sencillo el acceso desde la web a la información de dónde están ubicados, pero es que no existe una señal de 'foto rojo'. Habrá que poner como mucho un cartel. Lo decidiremos pronto, pero por nuestra parte no hay problema. Eso mejorará la información, pero los tribunales tampoco nos han dicho claramente qué hay que hacer.

¿Están satisfechos con la labor del Equipo de Reconstrucción de Accidentes?

Muy satisfechos. Estamos empezando a recoger los frutos de su trabajo durante años. Poco a poco el equipo se ha ido formando y son una referencia no solo a nivel interno sino de cara al exterior, porque nos lo reconocen otras plantillas y otras ciudades. Les llaman de Guardia Civil, Mossos d'Esquadra o Ertzaintza, además de los ciudadanos y los seguros e incluso los jueces, que ya nos lo piden expresamente cuando no se lo entregamos nosotros. Es un orgullo que se diga que en Burgos hay un grupo de élite en investigación de accidentes. Como pasa también con la Unidad Canina, que también somos un súper referente a nivel nacional e incluso internacional.

Más allá del grave problema de la seguridad vial, ¿qué ha pretendido cambiar en estos 10 meses que lleva como jefe?

En primer lugar, dotar a la Policía de una mayor visibilidad. Que la ciudad conozca nuestras actuaciones. Por eso estamos ahora más en redes sociales y en medios de comunicación. Y algo también impulsado por el equipo de Gobierno es ganar presencia en la ciudad de Burgos, en nuestras calles, incrementando la relación con el ciudadano. Mire, cuando ocurrieron los disturbios de Gamonal teníamos compañeros trabajando en el barrio pero estábamos desconectados de la realidad. Yo noté como jefe que no supimos ver venir todo eso. Y sin embargo, un cuerpo hermano, la Guardia Civil, tenía mucha más información. Y me sorprendió. ¿Cómo podía ser que ellos que no tienen competencias locales tuvieran información de movimientos o de personas? Eso me sensibilizó y nos dimos cuenta de que no recogíamos las quejas de los vecinos. Así que ahora vamos a tratar de reforzar esa relación, que es precisamente lo que se espera de la Policía Local. Ayuda de cualquier tipo.

¿Y a nivel interno?

Un trabajo en equipo. Yo se lo digo a los compañeros, a los mandos, cuando les transmito mis sensaciones. Hay que marcarse unos objetivos como si fuéramos una empresa, comenzando por los que nos indica el equipo de Gobierno y por los que surgen desde aquí. Y yo insisto en que solo soy la cabeza visible, pero mi trabajo es el trabajo de todos y mis decisiones son de la organización al completo y tenemos que asumirla todos como propia. Cuando todos aportan se genera un compromiso y un vínculo colectivo.

¿Cómo anda de efectivos la Policía Local? ¿Cuántos le falta para alcanzar una plantilla ideal?

Ahora somos 219 y nos van a venir 14, así que llegaríamos a 233. Para junio estaríamos todos, pero la carencia está en los mandos. Necesitaríamos treinta y tantas personas en esa escala hasta llegar a los 264. Hay muchas vacantes. Estamos trabajando conjuntamente con Personal y hemos elaborado un borrador de bases para que las apruebe el equipo de Gobierno, que incluiría subinspectores y oficiales. Ahí paliaríamos un poco los problemas de organización. Por suerte, llevamos tres años ingresando nuevos policías pero mientras tanto se nos va gente por jubilación anticipada. La plantilla se ha rejuvenecido y eso insufla ganas a todos, porque los nuevos vienen ávidos de trabajar y se está notando muchísimo.

¿Cuándo se pondrá en marcha la Policía Medioambiental?

Pues queremos generar un grupo dentro de Policía Administrativa, que se especialicen en asuntos como el control de los vertidos, delitos ecológicos, maltrato animal. Si son 4 o 6 y hay que reforzarla traeremos gente de otras unidades. Estamos en una negociación para crear una nueva estructura de policía a partir de un acuerdo laboral porque tenemos que renovarlo, así que dependerá de eso.

¿Cree necesario regresar a una Policía de Barrio, como tenía antaño Gamonal?

Sí y no. Para lograr la cercanía de la que hablaba vamos a ir a una Policía de Distritos que tendrá agentes en coche, en moto y andando. Así lograremos esa atención inmediata al ciudadano.

¿Siempre estarán unos agentes concretos en el mismo distrito?

Efectivamente, así habrá un seguimiento y un conocimiento mayor de los problemas de cada distrito porque estarán siempre los mismos policías bajo la coordinación de un oficial. Así conocerán perfectamente las cargas y descargas, los colegios… Y además hemos generado, dentro de las Juntas de Distrito, un mando responsable para que vaya a esas reuniones, recabe información y la transmita a los vecinos.

¿Se han planteado poner agentes en bicicleta, como ya tienen otras ciudades?

No. Lo pensamos en su día pero ahora nos preocupan otros temas y queremos afianzarnos en los cometidos nuevos. Quizás podría estar bien para momentos puntuales del año, de mayo a octubre, ahora por ejemplo en invierno no vas a mandar a un Policía Local que vaya en bicicleta.

¿Hay algún barrio que les resulte especialmente conflictivo?

No. Tenemos problemas específicos más vinculados a fechas concretas. Fiestas, vacaciones escolares o universitarias que nos dan más guerra. El problema de las zonas de ocio… Pero ya no hay cosas como la Bakimet de antes.

¿En cuanto a necesidades materiales, cuáles son más acuciantes?

Finaliza ahora el contrato de renting de 7 vehículos y hay que volver a sacarlo. Vendrá una furgoneta de atestados nueva y, como el Ayuntamiento está apostando por vehículos eléctricos, vamos a adquirir alguno. Y queremos impulsar de nuevo la sección de Motoristas con 12 personas y la compra de varias motos eléctricas.

¿Cuándo abordarán la importante reforma prevista para su sede?

El edificio está ya un poco antiguo y será su primera gran intervención en 35 años. Cuando se construyó no se pensó en los usos de la Policía sino básicamente para bomberos, aunque con toda su buena intención. Al principio muy bien, pero luego te vas dando cuenta de las carencias del edificio. Ahora vamos a abordar lo que necesitamos. Concentraremos en la planta baja todas las oficinas, atestados, haremos una zona de acceso digna y queremos ampliar el vestuario para mujeres, porque cada vez tenemos más. Hay que mejorar también cuestiones de eficiencia energética. Y todo esto lo empezaremos este año, incluyendo también la reforma del parque de Tráfico y la impermeabilización del garaje.

¿En qué momento estrenarán los drones y qué espera de ellos?

Este mes terminará la formación de los primeros policías que han hecho el curso práctico. Así que entre enero y febrero empezarán a funcionar. El espectro de posibilidades que nos dará es abismal. Cuestiones medioambientales, control de botellones, huidas, búsqueda de personas, fiestas con aglomeraciones en la calle, actuaciones en nevadas, accidentes, atascos… Los drones tienen unas capacidades increíbles.

¿El control del botellón es la mayor frustración de un policía local? ¿Algo tan aparentemente sencillo como vigilar a chavales de 15 años y que se vuelve tan difícil?

Hay que verlo desde el punto de vista de policía pero también de padre. Muchas veces los compañeros que van a estas concentraciones valoran lo que hacer y piensan: ¿Pero qué hacemos con estos niños? ¿Los echamos y que se vayan a otro sitio? Porque muchos no están bebiendo, están pasando el rato. Se juntan 200 y solo están bebiendo 100. La frustración que tendríamos es si pensáramos que nuestra labor se convierte en un pastoreo, que los movemos de un sitio a otro. Los denunciamos, pero las cantidades son pírricas o les ponen trabajos a la comunidad que no se hacen. Algunos ni corren cuando nos ven. Les retiramos la bebida y lo asumen. Y también está el fenómeno de los grupos que se juntan en locales cerrados sin ninguna seguridad ni control. No se sabe ni lo que beben ni lo que fuman. Pero la solución no es la Policía, porque así les hacemos esconderse.

¿Y cuál es la solución?

Hay que preguntarse si el objetivo es que no beban, o más bien que no beban en la vía pública. A lo mejor hay que dar alternativas, y a mí me consta que el alcalde tiene buenas ideas de alternativas de ocio como actividades deportivas o musicales. Nuestra función tiene que ir pareja a una concienciación. Porque en otros sitios se crean botellódromos y eso no evita que beban los niños aunque no estorben. Ojo, que ahora los chavales cada vez se van más lejos, al monte al lado de la BU-30 por detrás de la estación de trenes, a Villatoro… y ahí es más peligroso. ¿Vamos detrás de ellos hasta Vivar del Cid? El problema no se soluciona únicamente con la actuación policial, y eso que nunca ha habido tantas actuaciones. En la memoria de 2021 que estamos elaborando veremos cómo nos salen muchas de ruidos y de botellón. Hemos puesto denuncias como nunca, pero no se soluciona. Y si la denuncia no erradica la infracción es que hay algo más allá que no funciona.

¿Cómo abordar los problemas del ocio nocturno, que se ha agravado en la época post pandémica?

Bueno, antes igual estaban más en Las Llanas y ahora se han desplazado a otras zonas. Hemos tenido quejas en los Reyes Católicos por los ruidos, también en las madrugadas tenemos la discoteca Kaché en la calle Vitoria, donde son las 6 y las 7 de la mañana y hay cola para entrar. Y ahí no entra precisamente gente recién levantada de la cama sino más bien que tendrían que estar acostados ya, y están un poquito cargados, por lo que nos generan problemas de seguridad ciudadana, pero lo solventamos. Tanto en el ocio nocturno como en el resto de cuestiones lo que sí vemos claro es que la gente aguanta poco. Que nadie aguanta nada. Ni ruido, ni enfrentamiento… y el alcohol se junta a todo y genera conflicto. Parece que a la gente se le tuvo constreñida en ocio o en desplazamiento, ahora se les ha soltado y se han desmelenado. Lo dicen los propios hosteleros, están alucinados de cómo se comporta la gente con ellos. Hemos querido reforzar los servicios para que se nos vea en la calle. Antes a cerrar un bar iba una patrulla, ahora van varias para tener efecto disuasorio. Al hilo de esto queremos crear unidades de protección ciudadana que se dediquen a estas cosas, personas más preparadas para este tipo de actuaciones y tener más capacidad.

¿Observan un incremento en los delitos de odio, fascismo u homofobia?

No nos consta nada significativo. Tenemos compañeros en contacto con asociaciones que nos trasladan esta inquietud y estamos trabajando en cuestiones visuales como pintadas homófobas o racistas. En cuanto nos avisan llamamos para que las limpien.

¿Y en cuanto a la violencia de género?

Nuestra ciudad está muy sensibilizada con este tema. Tenemos más denuncias y actuaciones que otras ciudades con más población. Y no creo que haya más violencia aquí, sino que la gente cuando ve un problema lo denuncia, y es lo que hay que hacer. En la memoria anual tendremos un número similar de denuncias, y cada semana es raro que no detengamos a alguno.