Hace unos meses la Junta de Castilla y León entregó al Ayuntamiento de Salas de los Infantes el edificio que albergaba el antiguo centro de salud. Mientras pensaban a que fin destinar estas instalaciones -solicitadas para su uso por diferentes colectivos y asociaciones- irrumpió la guerra de Ucrania, y desde el consistorio entonces lo tuvieron claro: lo convertirían en un centro para acoger a refugiados. Tras días de trabajo, hace ya un tiempo que este espacio está completamente equipado y habilitado para recibir a aquellos que huyen del horror de las bombas. «Está todo listo, solo falta que lleguen», señala Francisco Azúa, alcalde de la localidad, que asegura que su intención, al menos mientras siga como regidor, es dejar este edificio como albergue permanente, «para dar cobijo a aquellas personas que lo necesiten por huir de conflictos». 

Gracias a la participación de comercios y particulares se consiguieron camas, colchones, sábanas, toallas, mantas, menaje y algo de mobiliario. Todo el pueblo se volcó. También la Diputación Provincial, que donó al ayuntamiento salense una cocina procedente de la Residencia Asistida de Personas Mayores Fuentes Blancas y cierto mobiliario, como algún armario, sillas o sillones. Ahora, las dos plantas del centro de salud son un albergue con posibilidad de acoger a más de veinte personas, ya que presenta 21 camas, algunas dobles, y otras 2 supletorias. La mayor oferta de la provincia para brindar una alternativa de residencia a vecinos del país en conflicto bélico.

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