50 años del rugby en Burgos

ROBERTO MENA
-

El primer partido federado que se disputó en la capital data de 1971, aunque en los años anteriores el deporte del oval fue ganando adeptos entre los universitarios. Medio siglo después, el Aparejadores disputó ayer su primera final de Copa del Rey

La intensidad era protagonista en todos los derbis burgaleses y es que existía una gran rivalidad entre Aparejadores y Ferroplás. - Foto: Jesús J. Matí­as

El crecimiento del rugby en Burgos ha sido meteórico en los últimos años. La llegada del primer equipo del Aparejadores a la elite nacional supuso un paso adelante definitivo para un deporte que este domingo tuvo una importante cita en Albacete. El UBU Bajo Cero cayó derrotado ante el Lexus Alcobendas en la final de la Copa del Rey, pero ya se fijan como meta regresar al mismo escenario para firmar un desenlace diferente.

Aunque los primeros pasos del rugby en la capital burgalesa se dieron hace más de medio siglo. Manolo Rivas ‘Patas’ y Jesús ‘Chucho’ Gadea, que este domingo estuvieron en la final, son parte importante de esta historia. Uno de los primeros partidos que se disputó en territorio burgalés data de 1928 cuando ingenieros ingleses que participaban en las construcción de la Santander-Mediterránea jugaron en La Milanera un encuentro junto a varios de los trabajadores burgaleses con los que compartían obra.

Ya en 1968, el germen de lo que posteriormente fue el Aparejadores se midió a un combinado del Padre Aramburu que capitaneaba un fraile irlandés, que metió el gusanillo del rugby a muchos de sus alumnos. Sin embargo, el primer partido federado viene de 1971. La temporada 70-71 fue la primera en la que el Aparejadores se inscribió en una competición reglada y jugó en el ámbito regional.

Los jugadores provenían de la Universidad Politécnica y Manolo Rivas, acompañado por un grupo de amigos, decidió dar un paso adelante. «En la Universidad había estudiantes que habían jugado al rugby en el País Vasco, Valladolid o Madrid y se decidió hacer un equipo, aunque en años anteriores ya se venía entrenando», explica Patas.

En aquellos años el rugby empezó a tener un gran número de seguidores en la capital y había tres equipos que disputaban la liga universitaria, Escuela de Aparejadores, Obras Públicas y Colegio Universitario. «Jugábamos entre nosotros y el que ganaba pasaba al sector regional. En el equipo federado jugábamos todos juntos», comenta Rivas.

También existía una competición escolar en la que participaban Jesuitas, Círculo, Vadillos o el Diego Porcelos, equipo que posteriormente desembocó en el Rugby Burgos, conocido entre la afición como Ferroplás. Fue el otro club burgalés que durante años convivió con el Aparejadores. Existía una enorme rivalidad entre ambos equipos que se pudo vivir durante varias temporadas, aunque fue en 2006 cuando ambas entidades decidieron unirse para fortalecer el rugby burgalés. Chucho Gadea fue uno de los precursores de aquella unión que permitió el primero de los pasos adelante.

Recuerda Rivas que la primer temporada el equipo jugaba en un campo de fútbol que existía en el Polígono Docente y que cada partido tenían que atar dos palos a los postes de la portería para disputar los choques.

Si algo destacan tanto Rivas como Gadea es que el rugby es «una familia». «Si algo nos impulsó a hacer un equipo federado fueron sus valores. Esa amistad y compañerismo que existe fue algo que nos atrajo», comenta Manolo Rivas.

Jesús Gadea tiene claro que la esencia del rugby sigue vigente, aunque también destaca que lo que se vive en la actualidad no tiene nada que ver con lo de antes. «Ha habido un cambio de estrategia y el club se ha tenido que adaptar a los tiempos. Podríamos decir que se ha variado el concepto. Ahora existe un equipo semiprofesional que trata que se utiliza para tratar de enganchar al rugby al mayor número de jugadores y aficionados. También se trabaja en la base para que pronto se pueda ver a gente de Burgos en el XV del primer equipo», apunta.

Ambos coinciden que cada uno de los dirigentes y colaboradores que ha tenido el club han aportado «su granito de arena». «Es un trabajo continuista que se ha ido transformando y adaptando a las circunstancias de cada época», concluye Gadea.