Aspiran a que Burgos doble su producción de girasol

G. ARCE
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Los expertos auguran que las 56.000 hectáreas que se cultivan en la provincia de la oleaginosa crezcan hasta las 80.000-90.000 si se suman las parcelas en barbecho. En San Isidro comenzará la siembra

De i. a d., César Álvarez, de Oleokelsa y Koipesol, y Esteban Martínez, de Asaja. - Foto: Jesús J. Matías

El girasol se ha convertido en el cultivo de moda por la guerra que asola al principal productor de esta oleaginosa, Ucrania. El cierre de este mercado agrícola estratégico y el veto a otro gran productor, Rusia, ha puesto en evidencia la dependencia de España de este cultivo, clave para la elaboración de aceite, y la necesidad urgente de sembrar las tierras en barbecho. En Burgos hay 53.900 hectáreas sin cultivar y es previsible que, una buena parte de ellas (las más productivas), sean sembradas de pipa a partir de San Isidro. Los precios, que casi doblan los de la anterior campaña, marcarán la respuesta de los agricultores.

En Castilla y León se sembraron   en torno a las 266.000 hectáreas con la flor amarilla durante la pasada cosecha, lo que supone un tercio de lo que se cultiva en todo el país. A la espera de que se generalice la siembra en nuestro territorio, las previsiones apuntan a que este año se sobrepasarán las 300.000 hectáreas, más de un millón en el conjunto de España, donde Andalucía y Aragón están marcando la pauta.

En 2021, en Burgos se cultivaron 56.000 hectáreas de girasol, siendo la provincia con más extensión cultivada de la región. Hay suelo para alcanzar entre las 80.000-90.000 hectáreas si se siembran los barbechos. En esta provincia, apuntan los expertos, hay barbechos más productivos que en otras y son una opción a tener en cuenta. «Pero hay que tener presente que las tierras que son malas para cereal también lo son para el girasol pero, hay zonas donde hay inquietud por sembrar...».

El cultivo de girasol se reparte, principalmente, entre las comarcas del Arlanza (12.500 hectáreas), Pisuerga (12.100) Bureba-Ebro (12.000).

La fecha clave de siembra será San Isidro, de mediados de este mes de mayo hasta mediados de junio, extendiéndose la cosecha hasta mediados de noviembre. 

Aunque el girasol es más 'barato' de atender en cuestión de abonos, carburantes, herbicidas, etc., el precio de la pipa ha respondido a una mayor demanda y ha subido en torno a 2,5-3 euros por hectárea. «Es una subida responsable y no va impedir un mayor cultivo», explica el ingeniero técnico agrícola César Álvarez García, responsable de Nuevos Proyectos e I+D de Oleokelsa y Koipesol, quien adelanta que puede haber problemas puntuales de abastecimiento en algunas variedades de semilla, sobre todo porque la sequía ha retrasado la siembra en Andalucía.

«Es muy importante que se libere una semilla tratada con metalaxil, un fungicida que se prohibió el año pasado en la Comunidad Europea. Estas semillas se destinaban a mercados como el ucraniano o el ruso, donde no están prohibidas, y podrían utilizarse aquí en España».

A este respecto, Esteban Martínez, secretario provincial de Asaja, lamenta que la guerra haya puesto en evidencia que los países de los que importamos girasol utilizan las semillas que no se permiten en Europa. «Es incomprensible también que importemos maíz transgénico que no se puede cultivar aquí para alimentación animal. Es una competencia desleal», sentencia. 

Sin referencias. El mayor sembrador de girasol en el mundo es Rusia, aunque Ucrania es el mayor productor. Si el primer país produce entre 8 y 9 millones de toneladas al año, el vecino que ahora intenta invadir alcanzaba entre 12 y 14 millones de toneladas. En el país en guerra se registran 2,5 toneladas por hectárea de media, mientras que Rusia no llegan a las 1,3-1,5 toneladas.

España, el séptimo productor mundial, importa el 60% del girasol que consume y lo hace en grano o en aceite. El 50% de esas compras provenían de Ucrania. 

«La guerra ha abierto un mercado interesante en torno al girasol, multiplicando los precios, incluso por más de dos», explica el directivo de Oleokelsa y Koipesol, quien ta ya adelanta que Ucrania se ha centrado en la siembra de cereales para consumo interno de su población, «por lo que no se lograrán las superficies de cultivo de girasol de los últimos años». Rusia ya es un mercado descartado... 

Las alternativas son los mercados argentino y brasileño, sobre los que pesan los altos precios de los fletes de los barcos graneleros y el uso de parámetros (peróxidos, benzopirenos, etc.) que han tenido que ser levantados para permitir la importación. «Ante esto -reflexiona Álvarez- el desarrollo del mercado español es una opción importante y segura». 

Álvarez insiste en que, pese al esfuerzo que van a hacer muchos agricultores españoles, no vamos a ser capaces de cubrir desde España la producción que venía de Ucrania y Rusia. «La alternativa puede venir desde Francia, Rumanía y, dependiendo de los fletes, de Brasil y Argentina».

barbechos. Asaja lamenta que la decisión de 'liberalizar' los barbechos se produzca por una guerra y se limite solo a esta campaña, «cuando somos importadores natos de cereal y girasol». Su secretario provincial reclama que los agricultores puedan sembrar el 100% de sus explotaciones pues, «no puede ser que la Unión Europea nos imponga un 5% de barbecho en las explotaciones, son muchísimas hectáreas a nivel nacional y nos permitirían no ser tan dependientes de otros países».

«Para el consumidor español es mucho más seguro la siembra en España que el traer semilla de otros países con los que ha habido problemas y se han tenido que levantar parámetros para que sean aptos para el consumo humano. Nuestros políticos tienen que pensar que debemos ser autosuficientes en todo lo que podamos. Todos debemos jugar con la misma baraja a la hora del cultivar, en las materias activas de los tratamientos de las semillas y de los cultivos».