Una historia, dos maneras de contar

ALMUDENA SANZ
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Gabriela Ybarra y Ángeles González Sinde descubren el largo camino hasta alumbrar 'El comensal', tanto la novela como la película, y abordan sus parecidos, diferencias y dificultades

Gabriela Ybarra (i.) y Ángeles González Sinde (d.) hablaron del proceso de construcción de ‘El comensal’ guiadas por la periodista Rosalía Santaolalla. - Foto: Valdivielso

Aparentemente, el público veía sobre el escenario a una escritora, Gabriela Ybarra, y a una cineasta, Ángeles González Sinde, en una pausada conversación sobre El comensal, la novela de la primera adaptada a la gran pantalla por la segunda, pero en realidad quienes anoche se sentaron en el patio de butacas del Salón Círculo de plaza de España hicieron un recorrido entre cajas. Las dos invitadas desvelaron los largos procesos, las metas que se querían alcanzar, los caminos que se pretendían esquivar, los parecidos razonables y las necesarias diferencias entre estas dos maneras de contar una misma historia, la de la propia Gabriela Ybarra, nieta de Javier de Ybarra, secuestrado y asesinado por ETA en 1977, que brujulea en esa memoria para ella «lejana y antigua» a partir de la muerte de su madre por un cáncer en 2011. 

La charla, conducida por la periodista Rosalía Santaolalla, comenzó por el momento en el que Isabel Delclaux, con una vida muy paralela a la de la autora, la propone producir un largometraje con ese texto. «A mí en ese momento todo me parecía de ciencia ficción», dijo Gabriela, alucinada con todo lo que estaba suscitando su ópera prima. Una carambola las llevó hasta González Sinde. Ella había escrito una columna sobre el libro, era pareja de su editor... «Fue generosa al confiar una historia que es la de su familia», señaló la cineasta, feliz por estar en Burgos, de donde procede su familia. 

A lo largo de la hora de diálogo, ambas reiteraron que son dos creaciones distintas y con esa mirada hay que acercarse a ellas. «A mí me ha ayudado a estar a gusto con la adaptación saber que iba a ser otra cosa», anotó Gabriela y recordó que en la cinta se cambian los nombres de los personajes, las ciudades y el foco ilumina más a su padre mientras que el libro se centra en su madre. «Si mi personaje hubiera intentado parecerse a mí, a lo de The Crown, me hubiera dado grima», agregó y la directora observó que, además, la película sigue un poco más en el tiempo. «Para los lectores no es frustrante porque te aporta cosas complementarias, pero no contradictorias, que es lo fundamental» (...).

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