Ignacio Fernández de Mata

Los Heterodoxos

Ignacio Fernández de Mata


Tomar por la fuerza

10/01/2023

Tomar por la fuerza un Parlamento es a la democracia lo que violar una doncella a una declaración de amor y respeto. 

Las imágenes de Brasilia deben preocuparnos doblemente tras ver cómo ha reaccionado la derecha española. El tweet de Cuca Gamarra es, justamente, el tipo de texto manipulador y exaltador del odio que culmina en el asalto al Congreso, Presidencia y Tribunal Supremo brasileños. Las valoraciones hechas en medios de intoxicación ultraconservadores disculpando el vandalismo de la turba asaltante por lo ajustado de los resultados electorales o no sé sabe bien qué acusaciones de corrupción del gobierno entrante, son de una clamorosa irresponsabilidad. Tiempos de barbarie, de llamada al tribalismo, de muerte de la democracia.

Lo sucedido en Brasil responde a claras dinámicas de deshumanización, de deconstrucción del respeto y la tolerancia, del valor de la convivencia entre (des)iguales. Se reivindica el totalitarismo: solo es legítimo lo propio, solo puede ganar el nuestro, solo tenemos cabida nosotros. La reciente ultraderechización del espacio conservador se ha bajado del tren de la Historia que, tras la II Guerra Mundial, apostó por una Humanidad basada en el respeto de los Derechos Humanos, un compromiso que, con sus más y sus menos, ha sido la seña de identidad de la Europa contemporánea.

Las demostraciones testosterónicas de identidad colectiva son, necesariamente, contrarias a la razón, nacen de las gónadas, habitual recurso para no encarar la frustración a la que se ha conducido a grandes colectivos por medio de mensajes absurdos y disparatados -o de profunda inequidad, como el neoliberalismo-. La indignación valiente, corajuda, en definitiva, violenta, conduce a manifestaciones irracionales, corporativistas, brutales, excluyentes, siempre manipuladas. Se compensa la extendida pobreza e inseguridad económica con mensajes religiosos fanatizadores -el trumpismo y bolsonarismo son profundamente evangélicos-, negacionistas de la ciencia y el conocimiento, excluyentes de la diferencia, del propio concepto de libertad. Banderas y mesías contra las instituciones democráticas, ¿a qué nos suena esto? Estos lodos fascistoides llegan de lluvias sucias que plantean torvamente la ilegitimidad de los gobiernos progresistas, -como le pasó a Obama, como le pasa a Sánchez-, de trampas en el juego de equilibrios institucionales, de boicots a los procedimientos constitucionales. 

Vivimos una época de peligrosa desdemocratización, rodeados de lobos con piel de cordero. Washington, Brasilia, Budapest, Roma… Ojo con qué nos cuentan y contra qué nos piden manifestarnos, porque estos son también nuestros tiempos.

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