"Habitar los pueblos con ayudas públicas es batalla perdida"

G. ARCE
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ENTREVISTA | Esteban Martínez Zamorano es la voz y el rostro de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Burgos desde febrero de 2018 y espera seguir siéndolo unos años más

Esteban Martínez. - Foto: Alberto Rodrigo

Es la voz y el rostro de la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Burgos desde febrero de 2018 y espera seguir siéndolo unos años más. Esteban Martínez nació hace 47 años en Burgos, donde reside con su familia, y asumió la alcaldía de su pueblo y su lugar de trabajo, Los Balbases, a los 28, cargo en el que duró tres legislaturas. Le apasionan los campos que cuida cada día, la conversación y el implicarse en aquello en lo que cree firmemente, pero huye de esa imagen romántica de la agricultura y del mundo rural que se está imponiendo en los últimos tiempos entre los urbanistas. Una y otra vez repite que la gente "vive muy engañada" con lo que algunos llaman la España vaciada y con esa ecología de supermercado que penaliza la producción nacional y abre las puertas a la importación de productos que no pasan por ningún control medioambiental.

Ya quedan pocas semanas para el arranque de la cosecha de cereal. ¿Qué previsiones tienen? 

La campaña comenzó a finales de septiembre y principios de octubre, con las lluvias que nos permitieron mover los terrenos para sembrar en torno al 15 de octubre. Desde entonces ha habido un poco de todo, desde sequía a los hielos, pero ha sido una campaña normal. Se pensaba que los días de mucho frío de este invierno iban a afectar al cultivo, pero ha respondido bastante bien. Para nosotros lo crucial era la primavera y, la verdad, también ha ido bien, con las lluvias de marzo y abril. En mayo y la primera quincena de junio ha llovido de manera muy desigual. En Burgos capital y la zona norte el cultivo va muy bien y en comarcas como la del Pisuerga ha llovido poquísimo, incluso nos planteamos el dar parte a Agroseguro de la sequía... Afortunadamente, las tormentas de los últimos días van a arreglar bastante las cosas.

¿Vamos hacia otra cosecha histórica? 

No podemos hablar de la cosecha récord del pasado año, pero viene de aceptable a buena, para entendernos.

Aunque los pedriscos de la primavera han arruinado mucho viñedo. 

Sí, aunque buena parte de estas explotaciones están cubiertas por el seguro, cuyo uso está cada vez más generalizado. No me canso de decir que el seguro es una herramienta más para nosotros, porque no te da lo que el pedrisco te quita pero te ayuda a afrontar la campaña siguiente. En la Ribera del Duero hay en torno a las 3.500 hectáreas afectadas, una superficie importante. Aunque están aseguradas, el pedrisco causa daños a las viñas para dos e incluso tres años en los casos más graves, aunque esperemos que se recupere bien. La vid no es igual que el cereal, que se va al suelo con la granizada y el año que viene vuelves a sembrar y a probar suerte. Este año está apedreando por muchas comarcas de Burgos...

Al menos, el campo está respondiendo con nota en mitad de la pandemia. 

El campo es ajeno a los vaivenes políticos y económicos de los últimos meses. La agricultura, el cereal, son necesarios siempre, haya crisis o no, y funcionan en todo momento.

¿Ha cambiado algo su sector con la crisis sanitaria que vivimos? 

Creo que no. Lo que cambió este sector fue la crisis de 2008, cuando vimos que a la agricultura se incorporó mucha gente joven con mucha preparación, gente cualificada que trabajaba en empresas y que se quedó sin trabajo de la noche a la mañana y recurrió a la explotación del padre. Hoy hay incorporaciones de jóvenes, pero sigue siendo un sector muy envejecido. Pese a ello, creo que el campo está cambiando para bien, que hay un relevo generacional, aunque no tanto como quisiéramos. Además, veo más gente cualificada, algo necesario para manejar la maquinaria que utilizamos hoy en día.

¿La de agricultor es una profesión en crisis permanente? 

De entrada, de la agricultura opina todo el mundo, incluso sin saber de lo que habla. Es mucho más compleja de lo que la gente se piensa. El agricultor vive en una constante incertidumbre. Los precios suben o bajan por múltiples factores y los condicionantes de la PAC y de la Unión Europea son muchos. Los grupos ecologistas están todo el día detrás de los agricultores, como si no hubiera más actividad económica con la que meterse. La PAC que nos viene asusta y preocupa. La UE quiere implantar una serie de medidas medioambientales sin tan siquiera haber hecho un estudio de su impacto en las explotaciones, lo que me parece de una gran dejadez. Ese impacto en Europa sí lo ha valorado un departamento de agricultura norteamericano (la competencia) y se están frotando las manos con los europeos, que parecemos jilipollas. La nueva PAC supone una pérdida de producción del 16% para cada agricultor y no sé como se plantean seguir adelante con este panorama. Hay que hablar con las organizaciones agrarias y escuchar a todos, no solo a los grupos ecologistas o la presidenta del Parlamento Europeo.

Pero coincidirá conmigo en que la agricultura tiene que ser mucho más sostenible y respetuosa con el entorno natural. 

Efectivamente, nuestra actividad tiene que ser cada vez más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. De hecho, ya lo es. En Asaja decimos que la agricultura es el único sector que descontamina. Pero, y lo digo con toda la tristeza del mundo, la ciudadanía está engañada. Nos están vendiendo que en el año 2030 el 60% de la producción agrícola en Europa tiene que ser ecológica y creo que es un engaño a la sociedad tremendo. Es algo inviable porque exigiría reducir en más de un 50% la producción actual. Un campo de trigo te da ahora 5.000 kilos (la hectárea), si no le echo nada (abonos) llegaría a los 2.000 y a duras penas. Lo que no produzcamos aquí se compensará con los trigos venidos de Brasil, de Argentina, de Ucrania o de Estados Unidos, trigos transgénicos o tratados con materias prohibidas en la Unión Europea. Con ese trigo importado elaborarán el pan que comemos cada día. No nos hagamos trampas. Los productos ecológicos los podrá comprar un sector de población con poder adquisitivo alto, el resto se alimentará con productos que no tienen el mismo control que los nacionales. Decir que el 60% de la producción de la UE tiene que ser ecológica es una utopía, es engañar a la sociedad. Estamos muy preocupados porque en estas condiciones nos enfrentaríamos a una competencia desleal enorme.

¿Hay tiempo para negociar los términos de la nueva PAC? 

Poco. Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, tiene sus ideas y se ha empeñado en este tema. No obstante, se van a rebajar un poco las medidas que contempla la nueva PAC porque las anunciadas son insostenibles. Yo lo que pido son más controles a lo que viene de fuera, porque no tiene sentido controlar a los agricultores y ganaderos europeos si luego solo se controla un 10% de lo que importamos. 

¿Se atreve a cuantificar el impacto de la PAC en el campo burgalés? 

Los americanos han cifrado en un 16% de la caída de los ingresos brutos de cada agricultor. Eso es lo que va a suponer. No obstante, no me duelen prendas en reconocer que una parte de los problemas que tenemos los generamos nosotros mismos. Cada vez tenemos mejor maquinaria, trabajamos en menos tiempo y somos capaces de abarcar más terrenos. Las rentas agrarias se están encareciendo y cada vez jugamos con menos márgenes.

¿Las organizaciones agrarias tienen fuerza suficiente para defender al agricultor ante Europa? 

Yo he criticado mucho a mi organización agraria desde que soy agricultor, hace 20 años. En muchas ocasiones he dicho que no hacían nada pero hoy, que estoy en la presidencia de Asaja en Burgos y vinculado a la organización regional y nacional, pienso que las organizaciones agrarias son imprescindibles. Si no estuvieran y no nos manifestáramos, las administraciones nos hubieran comido y el sector se hubiera ido al traste. 

¿Echa en falta agricultores sentados en los parlamentos de Valladolid, Madrid y Bruselas? 

Desde Asaja hemos planteado a los partidos políticos -el último a Pablo Casado, del PP- que incorporen a gente del campo a los parlamentos. Es la única manera de defendernos y de que estemos representados. Es algo imprescindible.

¿A usted le atrae la política? 

Yo he sido alcalde de Los Balbases, mi pueblo, desde los 28 años y durante 12 años, aunque no sé por si eso puedo ser considerado un político. No se puede decir eso de que ‘los políticos sobran todos’ porque es la única manera que conocemos para gobernar este país. Eso sí, son necesarios cambios porque tantos partidos y tanta diversidad política no es buena... La política me atrae, en Los Balbases cubrí una etapa y quizá fue un error volverme a presentar. Ahora estoy en Asaja y creo que las cosas van bien, somos 1.800 socios, hemos abierto otra oficina en Medina de Pomar y estoy a gusto.

Lo de la política se lo decía también porque es una decisión política, por ejemplo, prohibir la caza del lobo en Burgos. 

Lo primero, hay que decir que lo que funciona no hay que tocarlo. El lobo está conviviendo con la ganadería, tenía su caza regulada y era una especie censada por los servicios de Medio Ambiente de la Junta. Estoy convencido de que la prohibición de su caza es un pago político de la ministra al colectivo ecologista que sea. Solo espero que cuando haya otro partido político gobernando en Madrid la caza del lobo vuelva a su estado original, porque es algo que funciona. La mayoría de las especies salvajes viven gracias a la agricultura (los corzos, los jabalíes, los conejos, las perdices...), pero si causan daños hay que compensarlos de alguna manera. Aun así, estas compensaciones no llegan pero, por favor, que no nos compliquen más nuestro trabajo.

¿Qué opinión tiene de las macrogranjas y el creciente rechazo a su instalación en el mundo rural? 

Entiendo lo que es querer desarrollar algo teniendo a parte de la población en contra. Una macrogranja conlleva sus inconvenientes y entiendo las críticas, pero tengo que ponerme en el pellejo de aquellas explotaciones que parar ser rentables tienen que dimensionarse. O se hacen granjas grandes o no son rentables. Son necesarios los acuerdos y apostar por estas instalaciones siempre y cuando cumplan todas las medidas de seguridad y medioambientales. La sociedad tiene que entender que las explotaciones de 40 ovejas o 20 vacas ya no son rentables y no alimentan a la población. No nos engañemos, volvemos al mismo argumento: si no queremos vacas en nuestro pueblo, nos las traerán de Turquía y que sufran los olores los turcos mientras yo tenga mis filetitos en el plato... Lo mismo ocurrirá con los cerdos, con los lechazos o con el trigo... Vemos todo muy bonito, muy de color de rosa y ecológico cuando compramos en el supermercado, pero hay que ser sensatos, no dejarse llevar por las palabras bonitas y exigir el cumplimiento de todas las medidas a las macrogranjas. Vamos a tratar de producir alimentos y generar riqueza en nuestro país.

Y población en nuestros pueblos. 

Una macrogranja consume forraje, trigo, maíz y cebada, entre otras materias primas. Si no se implantan estas instalaciones, se repercute en el agricultor. No nos carguemos este sector, del que no solo vive el ganadero y el agricultor, también el jubilado que tiene las tierras arrendadas o los transportistas... Todavía recuerdo los 200 camiones aparcados en el puerto de Santander para cargar abono para la agricultura. Somos muy importantes para la economía de Burgos y de Castilla y León. Es importante no dejar caer la actividad agraria y ganadera y saber convivir con ellas.

¿Cómo ve el tema de la España vaciada y la repoblación del mundo rural? 

Tristemente, y lo he vivido como alcalde un pueblo, creo que la despoblación no tiene remedio por muchas medidas que se adopten. Por supuesto, los pueblos tienen que disponer de banda ancha de internet y de servicios de todo tipo para que el que venga el fin de semana o el verano entero pueda tener una calidad de vida al igual que el que se va a la playa. Dicho esto, intentar tratar a base de dinero y ayudas públicas que la gente vaya a habitar los pueblos es una batalla que doy por perdida.

¿Es decir, que la vida rural tal y como la hemos entendido hasta ahora desaparece con nuestros mayores? 

Los pueblos se habitan cuando nos conviene, cuando hay gente, cuando hace bueno... La gente no viene al pueblo porque le regalen el agua corriente o le subvención la mitad de la contribución de su casa. En Valdorros, por ejemplo, se instalaron fábricas, pero la mayoría de las plantillas viven en Burgos y van a trabajar en autobús. En Los Balbases barajamos un proyecto parecido y comprobamos que la gente se desplaza en coche, no reside en el pueblo. Insisto en que esta realidad no quiere decir que se deje olvidados a los pueblos, pero el tratar de repoblarlos es imposible mientras no cambie la mentalidad de la gente.

¿Le fastidia que al agricultor todavía se le asocie como al paisano con la boina calada?  

Creo que, gracias a Dios, esa imagen ha cambiado hace unos años. Antes, venían los Bilbao o Barcelona y te hacían de menos con esa idea de que el que se había quedado en el pueblo no valía para otra cosa. Ahora tenemos los mismos coches y vivimos igual de dignamente que los de la ciudad. Creo que la imagen del agricultor debe de seguir cambiando porque, no nos engañemos, somos pequeñas empresas que movemos grandes cantidades de dinero, mucho más que cualquier pyme. Hoy se necesita mucha preparación para manejar la maquinaria que utilizamos y para gestionar administrativamente las explotaciones. Una cosechadora vale hoy más de 300.000 euros, una inversión muy fuerte. Es comprensible que los más mayores lo vayan dejando porque ven que no pueden con ello.

Algunos se preguntarán si hay oportunidad para emprender en el campo. 

La agricultura es un oficio que tienes que heredar, si no, es imposible. Necesitas fincas... Burgos es cerealista y de viñedo, principalmente. Tengo mis dudas de si debemos explorar alternativas a estos cultivos si somos buenos en ellos y además se necesitan. España tiene una demanda de 32 millones de toneladas de cereal al año y los años buenos solo se producen 25, por lo que realmente necesitamos sembrar en Burgos. Nos hace falta.