"Vivo tranquila lejos de las amenazas que recibía en mi país"

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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La georgiana Ketevani Chodrishivili y el senegalés Ngom Libasse explican sus razones para huir de sus respectivos países y buscan protección en Burgos

Ketevani Chodrishvili y Ngom Libasse se protegen en Burgos de los peligros que corren en sus países de origen. - Foto: Alberto Rodrigo

Ketevani Chodrishvili. Georgia.

"Vivo mucho más tranquila al estar lejos de las amenazas que recibía en mi país"

Aunque lleva poco más siete meses en España, Ketevani Chodrishvili, de 31 años, habla un más que aceptable castellano. Mantiene perfectamente una conversación y le resulta suficiente para desenvolverse con facilidad en su día a día y para sentirse preparada para encontrar un empleo. Da igual de lo que sea. Ella tiene experiencia como cajera de supermercado, como limpiadora y también ha trabajado para un partido político, razón por la que el pasado mes de diciembre tuvo que marcharse de su país, Georgia, porque sintió que su vida corría peligro.

Su vinculación con el Movimiento Nacional Unido, primer partido de la oposición, le puso en el punto de mira de quienes, como ella explica "no quieren que en mi país haya una verdadera democracia". Las elecciones municipales celebradas en octubre de 2021, que le dieron la victoria al partido oficialista, tuvieron unos resultados que la oposición cuestionó, lo que a Ketevani le trajo un sinfín de amenazas.

"Llegué a temer por mi vida y por la de mi hija de 13 años así que decidí marcharme, igual que muchas otras personas", cuenta en la sede de Accem. Al llegar a España expresó su deseo de poder rehacer su vida en una ciudad "más pequeña que Madrid" y aquí está, completamente integrada, disfrutando de la tranquilidad con la que su hija va al instituto y deseando poder encontrar trabajo para independizarse, a pesar de que tiene muy buena relación con sus compañeros de piso, también refugiados de diferentes nacionalidades. Ketevani espera también que España acepte su solicitud de asilo.

Ngom Libasse. Senegal

"Tengo ganas de aprender muchas cosas para poder salir adelante y vivir sin miedo"

No quiere dar muchos detalles de las razones que le llevaron a marcharse de su país, Senegal, hace más de cuatro años, aunque de su relato, con un español aún un poco precario, se puede entender que fue víctima de algún tipo de extorsión. Parece que le da miedo hablar de lo que allí ocurrió a Ngom Libasse, de 28 años: él prefiere referirse a su presente y a su futuro. Nacido en un pueblo cercano a Dakar dice que tenía una buena vida como conductor de una excavadora en una empresa muy conocida tanto en su país como en el resto de África. También ayudaba a su abuela que tenía un puesto de pescado.

Pero algo le ocurrió y tuvo que marcharse de allí. Primero estuvo en Marruecos, una experiencia de la que tampoco da muchos detalles, y de allí llegó a Fuerteventura en una patera pasando mucho miedo y mucho frío. Ahora está en Burgos, comparte un piso de Accem con refugiados de diferentes nacionalidades con los que tiene muy buena relación y, como tantos otros, sigue a la espera de recibir una respuesta positiva a su solicitud de asilo.

"Tengo ganas de aprender muchas cosas para poder salir adelante y vivir sin miedo. Me gusta mucho aprender, voy todos los días a clase de español y quiero hablarlo muy bien para poder trabajar", explica este joven, que dice echar mucho de menos a su familia y que le gustaría alguna vez volver a su país. "Hablo con mi madre algunas veces y ella está tranquila de que yo viva en España porque aquí todo el mundo me trata muy bien y yo estoy muy agradecido, la que tengo aquí es una buena vida".