Cronología de un descenso

CARMELO PALACIOS
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Desde el tardío adiós de Peñarroya hasta la derrota del sábado ante el Fuenlabrada se ha producido una concatenación de circunstancias que ha acabado con el adiós del San Pablo a la ACB

Con Paco Olmos el San Pablo se quedó fuera de Europa, no conquistó la Copa Intercontinental y se le ha escapado la salvación. No ha sido el revulsivo que se esperaba - Foto: Valdivielso

La misión de suplir a Peñarroya 

Joan Peñarroya se despidió del San Pablo el 17 de junio de 2021 y la dirección deportiva buscó un sustituto en un mercado en el que ya no quedaban tantas opciones. Estuvo cerca Álex Mumbrú, se encontró con alguna negativa y acabó apostando por Zan Tabak, que tan solo duró diez jornadas en el puesto. Un pobre inicio y un juego sin ideas le condenaron.

Adiós de Rivero 

La fabulosa temporada de Jasiel Rivero puso al ala-pívot cubano en el mercado, pero ninguna de las ofertas que llegaron desde Turquía y Alemania fructificaron, así que el San Pablo llegó a soñar con mantenerlo un año más en la plantilla. De hecho, se negó a negociar y solo le iba dejar salir si se pagaba su cláusula de rescisión de contrato. El Valencia Basket lo hizo el 15 de julio y obligó a la dirección deportiva azulona a buscar un recambio. Ningún ala-pívot ha sido capaz de asomarse al nivel exhibido por Rivero.

¿Renfroe? 

Alex Renfroe no hizo la pretemporada con el San Pablo porque tenía contrato con los Leones de Ponce de la liga de Puerto Rico y no aterrizó en Burgos hasta finales de septiembre, una vez comenzada la temporada. Esa demora de un jugador tan importante mermó notablemente el rendimiento del equipo y afectó, sin duda alguna, en los planes de Tabak. Además, esa circunstancia obligó a Aleksej Nikolic a acumular más minutos de lo normal teniendo en cuenta que acababa de regresar de disputar los Juegos Olímpicos con Eslovenia. En cuanto a Renfroe, no ha conseguido encontrar su mejor nivel.

Tabak ya es historia 

La apuesta por Zan Tabak para suplir la salida de Joan Peñarroya del banquillo no le salió bien al San Pablo, que decidió prescindir de sus servicios en la décima jornada tras perder en la cancha del Unicaja. El balance de siete derrotas y tres victorias, unido a la pobre imagen que ofrecía el equipo en el juego ofensivo, fueron los detonantes del adiós del técnico croata a mediados de noviembre. Su filosofía defensiva tuvo éxito en algunos encuentros, pero no consiguió tener regularidad y convencer a la plantilla. No cabe duda de que la ausencia de Renfroe en el inicio y el bajo rendimiento de los nuevos fichajes también influyó en el pobre desempeño del equipo.

Los fichajes no funcionan  

Justo después de la marcha de Tabak, comenzó el desfile de fichajes que no habían estado a la altura. Se marcharon Steve Zack y Suleiman Braimoh por su bajo rendimiento. El San Pablo buscó soluciones con nuevas incorporaciones, como Julian Gamble y Hayden Dalton, pero el equipo siguió sin despegar. Tampoco con los jugadores que llegaron a principios de 2022.

Efímero paso de Maldonado 

Después de unas semanas con Félix Alonso y Fran Hernández, entrenadores ayudantes, al frente del San Pablo, la dirección deportiva apostó por Salvador Maldonado, un entrenador que llevaba tiempo fuera del mercado, pero que tenía mucha experiencia en la Liga Endesa. La falta de resultados, de juego y de carácter le pasaron factura y tan solo duró algo más de un mes en el cargo. Apenas tuvo tiempo para desarrollar su idea en Burgos. Su balance fue de tres victorias y cuatro derrotas. Solo uno de esos triunfos fue en la ACB.

Apuesta por el entrenador de moda 

A principios de 2022, el San Pablo fichó a Paco Olmos del Río Breogán, equipo con el que estaba haciendo una temporada memorable. El preparador valenciano afrontó el reto de sacar a los burgaleses del bache, pero no lo ha conseguido. Se quedó fuera de Europa, no conquistó la Copa Intercontinental y se le ha escapado la salvación. No ha sido el revulsivo que se esperaba. Su balance liguero ha sido de seis victorias y 13 derrotas.

Más armas sin pólvora 

Para lograr la salvación, el San Pablo no escatimó en gastos y reforzó la plantilla a principios de 2022 con jugadores de nivel como Jarell Eddie, Landry Nnoko y Tarik Phillip. Ninguno de ellos ha ofrecido actuaciones diferenciales y, aunque ayudaron al equipo en momentos puntuales, no han estado a la altura de las expectativas que generaron sus incorporaciones. Más impacto que ellos han tenido Cady Lalanne y Anthony Clemmons, que llegaron para jugar solo las últimas jornadas.

Sin la chispa de antes 

Aparte del flojo rendimiento de los fichajes, los 'pesos pesados' del vestuario tampoco se han acercado al nivel de las últimas dos temporadas. Vítor Benite y Alex Renfroe, dos jugadores muy implicados en el proyecto, no han conseguido ser esos líderes determinantes capaces de sacar al San Pablo del atolladero. 

Gamble se queda fuera 

La misma semana que el San Pablo se jugaba más de media permanencia en Andorra, el club decidió 'cortar' a Julian Gamble por indisciplina. No era la primera vez que se producía un incidente con el pívot americano, que ya había estado apartado del equipo y que intentó salir al Unicaja a principios del año. La medida fue delicada porque eso le obligaba a viajar a Andorra con tan solo un pívot. Además, se rompió la negociación con Tai Odiase y, finalmente, acabó llegando Cady Lalanne para los últimos cuatro partidos. Su incorporación fue un acierto porque cuajó buenas actuaciones, pero no fue suficiente para cambiar la cara al equipo.

El mejor cae lesionado 

Ante un escenario realmente complicado tras caer en casa contra el Monbus Obradoiro, llega la peor de las noticias con el esguince de tobillo de Dani Díez durante un entrenamiento previo al encuentro en Andorra. El 22 de abril, justo antes de viajar a El Principado, las pruebas médicas confirman que el polivalente jugador madrileño se perderá lo que resta de campaña. Sin duda, un palo tremendo para el vestuario porque Dani Díez estaba siendo y ha sido -de largo- el mejor jugador azulón del curso. No solo por su acierto exterior o su trabajo en el rebote, sino por el carácter que le imprimía al equipo. Su baja se notó mucho en las últimas jornadas.

Inexplicable derrota 

La dramática derrota en Andorra no tiene una explicación razonable. El San Pablo fue infinitamente superior a su rival durante 39 minutos y lo tiró todo por la borda en los últimos segundos del choque. A pesar de jugar con un solo pívot, el plan de Paco Olmos salió a la perfección, pero los nervios y el miedo a ganar hicieron que los azulones regalaran el partido con una concatenación de errores difícil de creer. El Andorra acabó venciendo en la prórroga.

La debacle final

A pesar de la mala temporada que había hecho, el San Pablo tuvo la oportunidad de salvarse en la última jornada ante el Fuenlabrada en el Coliseum. Ante 10.000 aficionados, el equipo ofreció una imagen pésima y estuvo a merced de los madrileños durante todo el choque. Fue un drama con llantos tanto de miembros del club como de los seguidores. Un final que reflejó lo complicada que ha sido esta campaña.