Viaje a las entrañas del libro

I.L.H.
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A partir de ejemplares de expurgo que la Biblioteca Pública retiró, una decena de niños y niñas bajo la dirección de Sarah Rasines atravesaron sus páginas creativamente dotándoles de nueva vida

Los progenitores acompañaron y compartieron la actividad con los chavales. Abajo, uno de los ejemplares intervenidos. - Foto: Luis López Araico

Las aventuras del Capitán Calzoncillos, una edición de El Cid, varios ejemplares de Geronimo Stilton o el Diario de Greg que la Biblioteca Pública iba a retirar por estar deteriorados, obsoletos o duplicados encontraron ayer en las manos de una decena de niños y niñas una nueva vida. Con estos ejemplares de expurgo cuya única premisa es que fueran de tapa dura, la artista Sarah Rasines guió a los chavales para viajar a las entrañas del libro a partir de la creación de un orificio circular por el que adentrarse.

Desde ese agujero que servía de entrada a otra dimensión, el taller que agotó las plazas buscaba incentivar la creatividad de los niños y niñas para que con sus propias manos se convirtieran en los editores de un nuevo  libro: «Se trata de trabajar a partir de cada ejemplar, viendo las peculiaridades que tiene e intervenirlo, quizá jugando con el texto o con las ilustraciones hasta crear una historia nueva. Además de darles otro uso y reciclarlos, que está muy bien, se trata de crear un ejemplar diferente. Porque igual entre los asistentes tenemos a futuros editores o editoras de libros singulares», apuntó Sarah Rasines minutos antes de empezar.

Con un cúter circular que les ayudó a perforar la tapa dura y el interior de sus páginas, unas tijeras, silicona de purpurina, láminas de colores, cintas para marca páginas y una serie de estrellas, los chavales en compañía de sus progenitores tuvieron libertad creativa. Lo único que Rasines hizo al comenzar el taller fue darles algunas premisas para, además de intervenir el libro, realizar Un viaje a las estrellas, como se denominaba la actividad. El punto de inicio o inspiración estuvo marcado por la autora de Un mago de Terramar. «Partiremos de la idea final de Ursula K. Le Guin (1929-2018) encontrada en su libro The carrier bag theory of fiction: 'Todavía quedan semillas por recolectar, y todavía queda espacio en la bolsa de estrellas'», explicó.

Ysi hablamos de cuerpos celestes, estos necesitaban un poco de luz para brillar en el universo creativo. Para eso el taller contemplaba la colocación de pequeñas luces led con interruptores incluidos: «Hay quien lo pone en la portada y hay quien hace cajas para guardarlas. La verdad es que el proceso es mucho más interesante que el acabado. Ves cómo gestionan su creatividad, la interacción que tienen con los padres, las ideas que son capaces de generar...», añade. Porque la intención del taller no era concluir con la actividad acabada, sino que los críos luego tuvieran la curiosidad e iniciativa suficiente para adentrarse en otros mundos reciclando libros que tienen en casa.

Después de dos horas de intervención desde el aula abierta en la primera planta de la Biblioteca Pública, los niños y niñas se fueron con su libro debajo del brazo, una obra de arte única, artesanal y luminosa con infinitas páginas por escribir.

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